El Grupo de Investigación en Cardiología Clínica de INCLIVA, coordinado por el Dr. Juan Sanchis Forés, ha participado en un estudio internacional que concluye que los ancianos frágiles, es decir, aquellos que presentan un mayor estado de vulnerabilidad ante situaciones de enfermedad más allá de la edad, tienen peor pronóstico tras la Intervención Coronaria Percutánea (ICP) que los no frágiles. Esto abre la controversia de evaluar el riesgo/beneficio de practicar una ICP en ancianos frágiles.

El artículo que recoge las conclusiones de esta investigación lleva por título “Frailty and Mortality Outcomes After Percutaneous Coronary Intervention: A Systematic Review and Meta-Analysis”, ha sido publicado en Journal of the American Medical Directors Association y se basa en el meta-análisis de ocho estudios, uno de ellos elaborado íntegramente en INCLIVA. El análisis conjunto ha sido realizado por un grupo investigadores de la Universidad de Hong-Kong.

Según el Dr. Sanchis, este estudio crea la necesidad de otro que permita comparar cuál es la respuesta de los ancianos frágiles al no hacer la ICP. Tal y como el investigador nos explica, “ya hemos iniciado un estudio multicéntrico (estudio MOSCA-FRAIL), coordinado desde el Hospital Clínico de Valencia y en el que van a participar 15 hospitales españoles. En él, vamos a comparar los resultados entre hacer y no hacer una ICP en ancianos frágiles con infarto de agudo de miocardio”.

Los conclusiones de esta segunda investigación puede servir para saber cómo tratar mejor a los pacientes con estas características y que han sufrido esta patología.

Una intervención habitual

Según datos del registro anual de la Sección de Hemodinámica de la Sociedad Española de Cardiología, en 2016 se realizaron en España 68.695 Intervenciones Coronarias Percutáneas. La ICP tiene como objetivo desobstruir las arterias coronarias estrechadas para restablecer el aporte de sangre al corazón, y suele ir acompañada del implante de un stent, una especie de muelle que mantiene la arteria coronaria abierta y sin estrechez.

La ICP está especialmente recomendada en enfermos con infarto agudo de miocardio, ya que éste se caracteriza por una obstrucción aguda de la arteria coronaria y la intervención tiene como objetivo resolver dicha complicación. “También en pacientes con angina de pecho crónica, particularmente cuando los síntomas son muy invalidantes o cuando se demuestra, mediante determinadas pruebas diagnósticas, que la cantidad de miocardio afectada por la reducción del aporte de sangre es muy extensa”, matiza el investigador.

Para el Dr. Juan Sanchis Forés la ICP es, en general, “bastante segura” y su riesgo se relaciona más con la gravedad del paciente que con la propia intervención. “Según los datos de la Sociedad Española de Cardiología la frecuencia de complicaciones graves durante el procedimiento (infarto agudo de miocardio, necesidad de cirugía emergente o muerte) fue de 1,1% el año pasado”.

Sin embargo, la mortalidad es más elevada en ancianos con fragilidad. “La fragilidad, de alguna manera, en un medidor de la edad biológica del individuo, en tanto que la edad es un simple indicador de la edad cronológica. Y la fragilidad, en sí misma, ya es un factor de mortalidad. Cada vez es más frecuente en la práctica clínica la toma de decisiones ante enfermos que presentan fragilidad como condición añadida a su enfermedad, en este caso, la enfermedad coronaria. Sabemos que la ICP mejora el pronóstico de los pacientes con enfermedad coronaria pero debemos preguntarnos si su práctica mejora también el pronóstico de los pacientes considerados frágiles, que son personas que de por sí tienen mal pronóstico. Este estudio indica que los frágiles siguen teniendo mal pronóstico tras la ICP. Desafortunadamente, no sabemos qué hubiera sucedido sin ella”.

En palabras del investigador, el estudio es “una llamada de atención” del mal pronóstico de los pacientes frágiles tras la ICP pero, sobre todo, de la necesidad de realizar nuevos estudios que comparen resultados y permitan establecer la conveniencia o no de realizar esta intervención a determinados pacientes.

Este estudio se enmarca dentro del programa de investigación en Cardiología Clínica de INCLIVA, concretamente en una línea de investigación sobre infarto agudo de miocardio en ancianos con condiciones geriátricas. Además del Dr. Sanchis, por parte de Incliva también firma el artículo el Dr. Julio Núñez. Hasta ahora, el programa de investigación ha recibido 3 ayudas FIS del Instituto de Salud Carlos III, otorgadas por el Ministerio de Sanidad, en las convocatorias de 2011, 2015 y 2017 respectivamente.

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