Un nuevo informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la London School of Hygiene and Tropical Medicine (LSHTM) revela el alarmante impacto global del estreptococo del grupo B (EGB). Esta bacteria, inofensiva para la mayoría de las mujeres embarazadas que la portan, puede ser extremadamente grave cuando se transmite al bebé durante el embarazo, el parto o en las primeras semanas de vida.

El informe, presentado durante la conferencia ISAAD y acompañado de una serie de artículos publicados como suplemento en la revista Clinical Infectious Diseases, es el primero en cuantificar la contribución del EGB a los partos prematuros y deficiencias neurológicas.

“ISGlobal y el Centro de Investigación en Salud de Manhiça (CISM) participaron en este estudio multicéntrico, en el que supervivientes de EGB y controles (personas que no han sufrido infección por EGB) de las últimas dos décadas fueron reclutados y evaluados por su desempeño neurocognitivo, evidenciando la carga oculta de las secuelas neurológicas a largo plazo”, explica Quique Bassat, investigador ICREA de ISGlobal y autor principal de uno de los artículos de la serie. El CISM, en Mozambique, fue uno de los cuatro centros de reclutamiento, junto con Sudáfrica, India y Argentina.

El informe destaca que la carga mundial de EGB es mucho mayor de lo que se pensaba. En 2020, se estima que 19,7 millones de mujeres embarazadas (es decir, el 15% de las mujeres embarazadas en todo el mundo) estaban colonizadas con EGB, lo que provocó 518.000 partos prematuros, 91.000 muertes de recién nacidos y 40.000 bebés que viven con deterioro neurológico.

Actualmente, la forma de evitar la enfermedad por EGB en los recién nacidos es mediante un examen microbiológico durante las últimas semanas del embarazo seguido de profilaxis con antibióticos para las mujeres que resultan infectadas. Sin embargo, la mayor carga de EGB se encuentra en los países de renta baja y media en el África subsahariana y el sudeste de Asia, donde el cribaje y la administración de antibióticos durante el parto son más difíciles de implementar.

De ahí, la urgente necesidad de desarrollar vacunas maternas contra el EGB, dice el informe. Vacunar al 70% de las mujeres embarazadas evitaría más de 170.000 partos prematuros y 50.000 muertes por EGB, y generaría beneficios netos de 17.000 millones de dólares. El informe también identifica importantes lagunas de información. Por ejemplo, las causas de los mortinatos son poco investigadas, lo cual podría aumentar aún más la carga total de muertes y enfermedad debido al EGB.

El desarrollo de una vacuna contra el EGB se propuso hace ya 30 años, y durante las últimas décadas se han estado desarrollando varias vacunas candidatas, pero aún no hay ninguna disponible. Una vacuna materna contra el EGB tendría grandes beneficios en países de todo el mundo, argumentan los autores del informe.

Referencia

Suplemento sobre estreptococo del grupo B en Clinical Infectious Diseases

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