La prestigiosa revista JACS de la Sociedad Americana de Química publica un artículo que resume el trabajo desarrollado por 15 científicos de varios países que han explorado las posibilidades de la electrónica molecular para buscar alternativas al silicio que permitan crear dispositivos más pequeños y eficientes. Tres de ellos pertenecen a la Universidad de Zaragoza.

La creciente complejidad y funciones de los dispositivos electrónicos que utilizamos todos los días y sobre todo de los que usaremos en un futuro está colocando a la industria que los produce ante un difícil reto, encontrar nuevos materiales que suplan las limitaciones que presenta el silicio, base de los microchips que se producen hoy en día. Y no se trata de algo a muy largo plazo: los dispositivos llevan cada vez más microchips y al aumentar su número hay que hacerlos más pequeños si pensamos en aparatos funcionales.

El problema es doble, porque a muy pequeñas dimensiones, el silicio pierde sus propiedades aislantes – crecen por tanto las posibilidades de cortocircuito- y aumentan el calor y las dificultades técnicas y de fabricación.

La industria y los centros de investigación de todo el mundo trabajan para superar estas barreras desde hace tiempo. Entre ellos se encuentra el Grupo de Investigación Platón formado por investigadores del Departamento de Química Física de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza.

Este grupo de investigadores lleva más de diez años trabajando en el área de la electrónica molecular, una disciplina que vio publicados sus primeros artículos teóricos hacia 1979 y que no ha dejado de desarrollarse desde entonces. Lo que han hecho ahora tal como cuenta su artículo en la prestigiosa revista Journal of the American Chemical Society (JACS) es determinar las propiedades eléctricas de una molécula individual de un viológeno (compuestos con interesantes propiedades electroquímicas) en un líquido iónico, demostrando una efectividad (acoplamiento entre la compuerta “gate” y el puente molecular) cercana al 100%, y en cualquier caso un 80% superior a la que se obtiene en un medio acuoso o en un transistor electroquímico sólido, según explica el investigador Santiago Martín Solans, miembro del ICMA y del Grupo Platón.

Este hallazgo ha sido corroborado teórica y experimentalmente con grupos científicos de España, Reino Unido, Australia o Dinamarca que han aportado su especialización en materiales (ICMA), física teórica, espectroscopia o síntesis orgánica, configurando un equipo de trabajo multidisciplinar algunos de cuyos miembros habían colaborado anteriormente y que ha abordado frontalmente una de las limitaciones más serias que frenan el desarrollo de la electrónica actual.

El siguiente paso de este trabajo de investigación básica que puede ser el germen de interesantes aplicaciones industriales es comprobar si estos comportamientos son exportables a otros sistemas, con moléculas diferentes y medios líquidos distintos.

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