El glioblastoma multiforme es el cáncer cerebral más frecuente y uno de los más malignos entre todos los cánceres existentes. El mal pronóstico que tienen los pacientes afectados por este cáncer se debe, en gran medida, a la resistencia a los tratamientos actuales de quimio y radioterapia.

En los últimos años se ha descrito que esta resistencia se debe a la existencia de una subpoblación celular, denominada célula madre tumoral. Los resultados de un estudio coordinado por el Dr. Ander Matheu, responsable del Grupo de Investigación de Oncología Celular del Instituto de Investigación Sanitaria Biodonostia (IIS Biodonostia) dan un paso más en la identificación de los mecanismos clave en la biología de las células madre tumorales.

En el estudio en el que también han participado los Doctores Nicolás Samprón e Irune Ruiz (OSI Donostialdea), Jorge Villanúa (Unidad Donostia, OSATEK), además de investigadores en el The Francis Crick Institute de Londres (Dr. Lovell-Badge) y MRC Centre for Regenerative Medicine de Edimburgo (Dr. Steven Pollard), han identificado que las células madre tumorales necesitan de la actividad de los genes SOX2 y SOX9 para mantener su capacidad tumoral y conferir resistencia a la temozolomida, agente quimioterápico usado de manera regular en la práctica clínica frente al glioblastoma.

Los resultados del trabajo desvelan que el silenciamiento genético de SOX2 o SOX9 elimina las características propias de las células madre tumorales, sensibilizándolas frente a la temozolomida. Estos datos proporcionan un mecanismo para explicar las causas de la quimioresistencia e identifican dianas clave para evitar la recurrencia del glioblastoma.

Esta información, generada por las primeras autoras del trabajo Laura Garrós y Paula Aldaz, planteó entre los miembros del consorcio, la búsqueda de agentes que inhibieran de manera farmacológica la expresión de estas proteínas SOX. Después de sucesivos intentos, Olatz Arrizabalaga identificó que la rapamicina (inhibidor de mTOR y agente antitumoral a prueba en distintos ensayos clínicos en glioblastoma) silencia de manera muy significativa los niveles de SOX2 y SOX9. Además, observó que la hipótesis de inactivar las células madre tumorales a través de la inhibición de las proteínas SOX era acertada, ya que el tratamiento combinado de temozolomida y rapamicina retrasaba de manera muy significativa la formación del glioblastoma, siendo más eficiente en células con niveles endógenos elevados de las proteínas SOX, que las que presentan expresión baja.

Estos resultados aportan los estudios preclínicos para postular que la incorporación de rapamicina al tratamiento convencional, podría ser una terapia efectiva en pacientes con glioblastoma cuyas biopsias expresan elevado SOX2/SOX9.

El trabajo de investigación se recoge en un artículo que publica la revista Expert Opinion on Therapeutic Targets, en su edición online.

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