Tanto la hipoacusia (pérdida de audición) como la demencia son dos afectaciones muy prevalentes entre las personas de edad avanzada y que ejercen un impacto negativo relevante sobre la calidad de vida de quienes las padecen.
Numerosos estudios apuntan a que la hipoacusia puede ser un factor de riesgo adicional de deterioro cognitivo o de demencia en edades avanzadas. En este artículo vamos a tratar de desgranar qué se sabe acerca de esta cuestión.
Algunos estudios indican que las personas que padecen pérdida auditiva, presentan una incidencia mayor de demencia, en comparación a las personas de su misma edad que no presentan alteraciones auditivas. No obstante, aunque ambas afectaciones parecen estar interrelacionadas, se desconoce la naturaleza de dicha asociación.
Algunos estudios realizados en personas de mediana edad sin deterioro cognitivo, seguidas durante un largo período de tiempo, indican una asociación entre la hipoacusia y el padecer mayores problemas de memoria y mayor atrofia del lóbulo temporal, una región del cerebro vinculada con el habla y el procesamiento auditivo, así como con la memoria y la enfermedad de Alzheimer.
Aunque se desconoce la relación de causa-efecto existente entre la hipoacusia y el deterioro cognitivo, se barajan tres hipótesis, las cuales no son excluyentes entre sí:
Todo el tiempo que pase desde que se empieza a experimentar la pérdida auditiva hasta que se recibe atención médica especializada es tiempo en el que nuestra actividad comunicativa y nuestra capacidad para socializarnos se resienten. Por tanto, es fundamental solicitar una visita médica para que se pueda evaluar y tratar la pérdida auditiva si es preciso, aunque sus manifestaciones sean leves.
No dude en solicitar una consulta con su médico de cabecera o con un especialista (otorrinolaringólogo) si experimenta alguno de los siguientes signos de alerta, o se lo aconseja alguien de su entorno que perciba algunos de estos indicios:
La hipoacusia puede tratarse de forma efectiva. En función del tipo de afectación puede ser necesaria una intervención quirúrgica, como un implante coclear o una reconstrucción del tímpano.
Sin embargo, ante ciertas causas de hipoacusia, como la asociada al envejecimiento, el tratamiento pasa por recurrir al uso de audífonos. Su uso no comporta ningún efecto secundario indeseable. Será el especialista quien indicará la solución más adecuada en cada caso, en función de la causa y la magnitud de la pérdida auditiva.
En muchas ocasiones, tras poner remedio a la hipoacusia se observa una clara mejoría en el rendimiento cognitivo cotidiano y en tareas relacionadas con la memoria, puesto que se restablece una vía muy importante de entrada y procesamiento de información.
Es clave implementar medidas correctivas a tiempo para reducir el impacto negativo que la hipoacusia puede ejercer sobre nuestra salud cerebral. En los últimos años ha evolucionado mucho el diseño estético de los audífonos, su tamaño y, lo que es más importante, su funcionamiento. Por ello, su uso es cada vez más aceptado y sus ventajas más reconocidas, puesto que nos permiten comunicarnos, seguir conectados a la vida que nos rodea y seguir socializando de manera efectiva.
En conclusión, la hipoacusia podría contribuir a aumentar el riesgo de demencia. El uso de medidas correctivas resulta eficaz para minimizar este impacto negativo sobre la cognición. Su corrección contribuye a preservar la actividad comunicativa y la socialización, disminuyendo la probabilidad de caer en el aislamiento social, el sentimiento de soledad y la depresión, todos ellos factores poco deseables para nuestra salud cerebral.