La medicina de precisión utiliza información genómica de los pacientes para identificar puntos vulnerables en el cáncer y utilizarlos como diana de tratamientos. En el caso del cáncer pediátrico, donde las opciones terapéuticas suelen ser más limitadas, esta estrategia surgió como una oportunidad muy prometedora, específicamente, en el caso del cáncer recurrente, que suele ser más resistente a terapias convencionales y representa una importante proporción de los casos de muerte por cáncer infantil. Sin embargo, los primeros ensayos basados únicamente en información genómica han revelado algunas limitaciones asociadas a las peculiaridades del cáncer pediátrico frente al que se observa en adultos. Un ejemplo es la falta de mutaciones directoras accionables, sobre las que se pueda actuar con tratamientos específicos.
Como solución a estas limitaciones ha surgido una aproximación denominada medicina de precisión funcional que combina el perfilado genómico con la realización de pruebas de sensibilidad a fármacos en células derivadas del tumor de los pacientes. De esta forma se pretende encontrar opciones de terapia adicionales para aquellos pacientes en los que el análisis genómico no ha derivado en un beneficio terapéutico.
Un reciente estudio dirigido por investigadores de la Universidad Internacional de Florida ha abordado esta estrategia con resultados muy positivos. “Los resultados son emocionantes porque el cáncer que reaparece es mucho más difícil de tratar. Ver una mejora en el 83 por ciento de los pacientes es increíblemente prometedor”, ha destacado Diana Azzam, profesora en la Universidad Internacional de Florida y miembro de la junta de la Sociedad de Medicina Funcional de Precisión, así como directora del estudio. Los resultados se han publicado en Nature Medicine.
Análisis genómico y funcional para detectar los puntos débiles del cáncer pediátrico
Los investigadores utilizaron la aproximación de medicina de precisión funcional para abordar cánceres pediátricos recurrentes y refractarios.
En el estudio se incluyeron inicialmente veinticinco niños y adolescentes que habían experimentado la reaparición de un cáncer sólido o hematológico, a pesar de haber recibido tratamientos previos. En todos los casos se habían agotado las opciones de tratamiento. Como en el caso de Logan, que con tres años había sido diagnosticado con leucemia mieloide aguda y tras recibir quimioterapia y un trasplante de médula había experimentado una recaída 14 meses después.
Los investigadores tomaron muestras del tumor de Logan y de los demás pacientes y realizaron dos análisis en paralelo. Por una parte realizaron un análisis genómico, dirigido a identificar vulnerabilidades del cáncer mediadas por mutaciones en genes concretos. Por otra parte, crecieron las células tumorales en laboratorio y las expusieron a hasta 125 medicamentos aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), para identificar si las células eran sensibles a alguno de ellos. También se probaron algunas combinaciones de ellos.
Una vez obtenidos los resultados de cada uno de los análisis, estos se valoraban en un comité de tumores de medicina de precisión funcional, que decidía la intervención terapéutica o aproximación clínica a seguir. Mediante esta estrategia, el equipo buscaba personalizar el tratamiento en función de las características genéticas y farmacológicas del tumor de cada niño.
Resultados positivos de la medicina de precisión funcional en cáncer pediátrico
Los resultados del estudio apoyan continuar la investigación de la estrategia de medicina de precisión funcional en pacientes pediátricos con cáncer recurrente o refractario, indepencientemente del tipo de tumor.
De los 25 participantes del estudio, los investigadores pudieron realizar recomendaciones terapéuticas para 19 a partir de la información obtenida. El tiempo de análisis de fármacos requirió entre 5 y 23 días, menor que el del análisis genómico con un rango entre 14 y 63 días, por lo que los resultados se evaluaron inicialmente en función de la información de respuesta a fármacos y se modificó si necesario y posible tras los resultados genómicos.
Finalmente, 14 pacientes recibieron una intervención terapéutica y 6 recibieron un tratamiento posterior guiado por medicina de precisión funcional. De estos últimos, 5 (un 83%) experimentaron una mejora en la supervivencia. Entre ellos, Logan, que 33 días después de recibir un tratamiento específico (idarubicin en su caso) alcanzó la remisión y en la actualidad, dos años después, se encuentra en remisión.
Los investigadores destacan especialmente que la mayoría de los participantes pertenecían a poblaciones minoritarias, que pueden tener diferente respuesta a los fármacos aprobados por la FDA.
“La aproximación del laboratorio de Azzam elimina las conjeturas y proporciona una lista de los fármacos más eficaces con los que puede trabajar el oncólogo”, ha señalado Tomás R. Guilarte, decano del Robert Stempel College de la Universidad Internacional de Florida y uno de los autores del trabajo. “Está acelerando nuestra comprensión de qué tratamientos contra el cáncer funcionan mejor para los pacientes y sus necesidades específicas”.
Algunos aspectos a mejorar en estudios futuros
Entre las limitaciones, los autores destacan que algunas barreras ya conocidas para los tratamientos dirigidos, como el acceso a fármacos fuera de indicación, o los datos limitados de eficacia y dosificación en niños, llevan a que los clínicos se basen en recomendaciones de fármacos más fácilmente accesibles.
Teniendo en cuenta este escenario, los investigadores señalan que será necesaria la colaboración entre organismos reguladores, investigadores, empresas farmacéuticas y grupos de pacientes para avanzar en la medicina guiada por la genómica o medicina de precisión funcional. “Este estudio también puso de relieve, al igual que otros estudios sobre oncología de precisión, que el acceso de los pacientes a los tratamientos guiados puede depender de la actitud de los médicos hacia las tecnologías y metodologías emergentes”, indican en el trabajo. “La aceptación y el impacto de los programas de medicina de precisión funcional dependerán, por tanto, de la educación de los médicos y de su creciente familiaridad con los nuevos enfoques en oncología y los nuevos tipos de datos que influyen en la toma de decisiones clínicas.
De momento, tras los resultados de la prueba de concepto, los investigadores trabajan en ensayos clínicos con un mayor número de participantes, tanto pediátricos como adultos.
Imagen: Células tumorales. Imagen: National Cancer Institute, Christina Stuelten, Carole Parent, 2011.
Artículo científico: Acanda De La Rocha, A.M., Berlow, N.E., Fader, M. et al. Feasibility of functional precision medicine for guiding treatment of relapsed or refractory pediatric cancers. Nat Med 30, 990–1000 (2024). https://doi.org/10.1038/s41591-024-02848-4
Otras fuentes:
Dolman, M.E.M., Ekert, P.G. Functional precision medicine for pediatric cancers. Nat Med 30, 940–941 (2024). https://doi.org/10.1038/s41591-024-02863-5
Groundbreaking treatment approach shows promise in hard-to-treat cancers.https://stempel.fiu.edu/personalized-cancer-treatment/index.html
Ensayo clínico: NCT03860376.