La retinosis pigmentaria es la causa más común de ceguera de origen genético en personas adultas. Si se pudieran regenerar las células de la retina, se podría restaurar la visión en personas con esta patología -y posiblemente en otras enfermedades oculares-. De hecho, animales como peces cebra, salamandras y algunas aves tienen la capacidad de regenerar sus retinas.

En ello se centra el trabajo de Pia Cosma, especialista en reprogramación celular del Centro de Regulación Genómica (CRG) de Barcelona: ha conseguido regenerar las retinas en ratones y se ha propuesto conseguirlo en el futuro en personas.

Según informa La Vanguardia, Cosma se ha asociado con Núria Montserrat, del Institut de Bioenginyeria de Catalunya (IBEC), para generar organoides que reproducen las características de las retinas humanas. Les introducirá una mutación genética que provoca el deterioro de las células fotorreceptoras y causa retinosis pigmentaria.

Las tratará con células madre obtenidas de sangre de cordón umbilical. Éstas serán tratadas con el gen Wnt para que mantengan durante 24 horas su capacidad de formar células fotorreceptoras en la retina.

El objetivo es que “las nuevas células se fusionen con el tejido del organoide y sustituyan los fotorreceptores deteriorados”, explica Cosma. Si los resultados son positivos, en un futuro tiene previsto estudiar la terapia en personas en el marco de un ensayo clínico.

Ralph Michael, del Institut Barraquer, se ha sumado al proyecto para validar el tratamiento en retinas humanas en laboratorio. “Pero no quiero crear esperanzas prematuras”, advierte Cosma. “Confío en que funcionará. De lo contrario, no estaría trabajando en esta investigación. Pero aún no podemos afirmar que vamos a curar a la gente”.

Una enfermedad progresiva

Los afectados de retinosis pigmentaria, una persona de cada 3.700, pierden de manera lenta pero progresiva las células fotorreceptoras de la retina. Suele iniciarse en la adolescencia con la pérdida de visión nocturna y visión periférica, aunque mantienen la visión central. Con los años el campo visual se estrecha, la agudeza visual se reduce y se pierde la capacidad de distinguir colores.

Este proyecto de investigación forma parte del programa ‘Questions for the Future’ de ‘la Caixa’, entidad que apoya a Big Vang.

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