Hallazgo de científicos del Hospital Italiano y el Conicet :Transformaron las de la piel de los enfermos para que ayuden a mejorar el páncreas.

La diabetes tipo 1, que afecta principalmente a chicos y adolescentes, es el resultado de un “autoataque” del sistema de defensas del organismo contra las células que se encargan de producir la hormona insulina. Como esas células quedan dañadas, no se cuenta con la ayuda de la insulina para que la glucosa penetre en otras partes del cuerpo y suministre energía. Entonces, la glucosa se acumula en la sangre, y puede causar problemas serios en el corazón, los ojos, los riñones, los nervios, las encías y los dientes. Hoy, como tratamiento, los pacientes reciben insulina para compensar. Pero la ciencia quiere que el propio cuerpo reemplace a las células enfermas. Uno de los intentos fue ahora desarrollado por investigadores del Instituto de Ciencias Básicas y Medicina Experimental del Hospital Italiano de Buenos Aires y del Conicet, liderados por Pablo Argibay.

Los investigadores encontraron un camino para hacer que células tomadas de la piel de cuatro pacientes con diabetes tipo 1 se transformen en células similares a las del páncreas, tanto en su forma como en su funcionamiento. Publicaron el trabajo en la revista PLOS One ( www.plosone.org ), y creen que los resultados podrían llegar a utilizarse para entender los mecanismos que llevan a la diabetes, probar fármacos y el desarrollo de autotrasplantes de células. “Lo singular de este mecanismo que presentamos es que no modifica genéticamente a las células tomadas del propio paciente ni tampoco necesita de la obtención de células madre”, explicó a Clarín el doctor Argibay, que es autor del libro de divulgación Cortar y pegar. Trasplantes de órganos y reconstrucción del cuerpo humano.

Se trató de una investigación que llevó cuatro años de trabajo. Participaron también Federico Pereyra-Bonnet, María Laura Gimeno, Nelson Argumedo, Johana Cardozo, Carla Giménez, Sung Ho Hyon, Marta Balzaretti, Monica Loresi, Patricia Fainstein-Day y León Litwak. Tomaron una biopsia de 5 milímetros de la piel de los pacientes. Esa piel se lavó con antibióticos, y luego con la ayuda de enzimas se separaron las células fibroblastos. Esas células se colocaron en medios de cultivo y se le agregaron compuestos como, por ejemplo, el factor liberador de insulina. De esta manera, se indujo a los fibroblastos para que se conviertan en las células pancreáticas, que son las que están dañadas en los casos de diabetes tipo 1. Hicieron experimentos: demostraron que las células obtenidas a partir de los fibroblastos se parecen mucho a las células del páncreas, y en algunos caso producían insulina.

Otro experimento consistió en introducir las células obtenidas a partir de fibroblastos en ratones modificados genéticamente cuyo páncreas estaba atrofiado. “Varios de los ratones empezaron a fabricar insulina humana en pocas cantidades”, contó Argibay. “Este trabajo abre una esperanza para usar las células de la piel como autotrasplante. Lo negativo es que aún la eficiencia de producción de insulina es baja”, reconoció. El mecanismo descubierto ya está en trámite para ser patentado y recibió varios premios del concurso Innovar, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. A partir del logro, los investigadores esperan mejorar la eficiencia y la seguridad de la metodología, y trasladarla a la producción de neuronas.

“Durante los últimos 20 años, se intentan crear nuevas células productoras de insulina que reemplacen a las que se pierden con la diabetes tipo 1. El equipo del Hospital Italiano y el Conicet desarrolló una nueva metodología en esa dirección. Pero hay que tener en cuenta que falta mucho para que los autotrasplantes sean masivos”, opinó Marcelo Perone, del grupo Diabetes/Inmunología del Instituto de Investigación en Biomedicina de Buenos Aires, que depende del Conicet y de la Sociedad Max Planck de Alemania, que no participó en el estudio. Recientemente, científicos del Centro Médico de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, también lograron convertir células del intestino humano en otras células que producen insulina. Lo publicaron en Nature Communications.

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