Investigadores de la Universidad de Murcia (UMU) reivindican el importante papel de la microbiota en la interacción entre intestino y sistema nervioso. Lo que ha permitido relacionar las bacterias intestinales con trastornos psicológicos, y constatar cómo la dieta puede afectar a la mente. En concreto, las enfermedades estudiadas han sido autismo, depresión, ansiedad, alzhéimer y anorexia nerviosa.

La revisión, basada en el Trabajo Final de Grado (TFG) de la alumna Ana Larroya García y dirigida por el profesor Esteban Orenes Piñero, se ha publicado en la prestigiosa revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition. El estudio constata el efecto considerable que tienen las bacterias en la salud, tanto mental como metabólica e inmune.

En este sentido, los expertos ejemplifican cómo la dieta puede modular dicho efecto. “El 80% de la serotonina de nuestro organismo se produce en nuestro intestino. Esta hormona está implicada en enfermedades neurológicas como la depresión. Por medio de nuestra alimentación podríamos modular esta enfermedad en lugar del uso excesivo de antidepresivos”, esclarece Larroya, graduada en Nutrición Humana y Dietética en la UMU.

Entre los tratamientos analizados los investigadores destacan el trasplante fecal y su aplicación en enfermedades como el autismo o la desnutrición severa (Kwashiorkor). Estos métodos representan un nuevo enfoque para prevenir y tratar trastornos psiquiátricos.

La comunicación microbiótica

La microbiota es el conjunto de microorganismos localizados en distintas partes del cuerpo. En el artículo se han analizado un conjunto de estudios, recogidos a través de bases bibliográficas como Pubmed, Google Scholar o SciELO, sobre el papel potencial de tratamientos que alteran la composición de las bacterias intestinales. Es el caso de los probióticos (alimentos con microorganismos vivos adicionados que permanecen activos en el intestino), prebióticos (sustancias no digeribles de los alimentos que promueven el crecimiento de bacterias beneficiosas para el intestino) y el trasplante fecal.

Tras la realización de este trabajo, la primera firmante, con objeto de poder seguir profundizando en este ámbito, continuará sus estudios en una línea de investigación sobre microbiota intestinal y su implicación en el desarrollo de enfermedades como la depresión y la obesidad en la Universidad de Valencia. “Se trata de una técnica novedosa que puede ayudar a dilucidar la relación entre la microbiota y el sistema nervioso, avanzando así en la mejora de los trastornos cerebrales”, confirma García.

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