Una producción equilibrada de citocinas pro y antiinflamatorias a los dos años de edad protege contra el desarrollo de la malaria en la infancia, según un estudio liderado por ISGlobal, centro impulsado por la Fundación Bancaria “la Caixa”. Los resultados también indican que la exposición temprana al parásito no modifica el riesgo de contraer la enfermedad, aunque sí podría afectar la respuesta específica contra el parásito a más largo plazo.

La malaria afecta sobre todo a niñas y niños menores de cinco años, quienes necesitan desarrollar una inmunidad efectiva contra las formas más graves de la enfermedad. Se sabe que ciertos anticuerpos frente al parásito son protectores, pero se conoce poco sobre el posible papel de mediadores (o citocinas) secretados por las células del sistema inmune. Además, se desconoce si la edad de primera exposición al parásito durante el primer año de vida modifica la producción de dichas citocinas.

En este estudio, Carlota Dobaño y su equipo evaluaron si el tipo de citocinas producidas en los primeros dos años de vida influye en el riesgo de desarrollar malaria posteriormente. También analizaron si el momento de la primera exposición al parásito influye en dicha respuesta. El estudio incluyó a más de 300 recién nacidos en Maragra, un pueblo al sur de Mozambique, que durante su primer año de vida recibieron -o no -un tratamiento preventivo contra la malaria. La producción de citocinas por células sanguíneas se midió a diferentes momentos durante los primeros dos años de vida, y se hizo un seguimiento clínico de los participantes hasta los cuatro años de edad.

Los resultados indican que un perfil proinflamatorio (citocinas IL-1, IL-6 y TNF) seguido de uno antiinflamatorio (producción de IL-10) entre el primer y segundo año de vida se asocia con un menor riesgo de desarrollar malaria entre los 3 y 4 años de edad. “Esto tiene sentido, ya que la IL-10 ayuda a controlar la inflamación excesiva,” explica Dobaño.

En cambio, el momento de la exposición al parásito no parece tener un efecto clínico: las niñas y niños expuestos más tardíamente al parásito gracias al tratamiento preventivo tenían un perfil alterado de citosinas, pero esto no influyó en el riesgo de desarrollar la enfermedad en los dos años posteriores. “El tratamiento preventivo durante el primer año tras nacer no disminuye el riesgo de malaria en la infancia temprana, pero sí podría ser relevante más tarde en la vida al influir en la adquisición de inmunidad específica contra el parásito,” añade la investigadora de ISGlobal.

Referencia:

Dobaño C, Nhabomba A, Manaca M, et al. A balanced pro-inflammatory and regulatory cytokine signature in Young African children is associated with lower risk of clinical malaria. Clin Infect Dis. 2018. doi/10.1093/cid/ciy934/5151218

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