Uno de los riesgos que conlleva la COVID-19 es la persistencia de secuelas una vez superada la fase aguda de la infección. Una de ellas es la inflamación que puede permanecer en el tejido que rodea los alvéolos del pulmón y que dificulta la captación de oxígeno. Un estudio liderado por el Servicio de Neumología del Hospital Universitario Vall d'Hebron y el grupo de Neumología del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha permitido confirmar histológicamente, mediante unas biopsias, las personas que han sufrido COVID-19 y que presentan este daño en los pulmones y diferenciarlas de las que tienen pulmones sanos. Los resultados permiten administrar la terapia con corticoesteroides sólo en los casos en que se necesita y evitar así efectos secundarios derivados. El trabajo, publicado en la revista CHEST, se ha llevado a cabo en colaboración con los Servicios de Anatomía Patológica y Radiodiagnóstico del mismo hospital y el CIBER de Enfermedades Respiratorias (CIBERES).

La neumonía organizada es un tipo de enfermedad pulmonar intersticial difusa que se caracteriza por una inflamación muy importante que puede ser derivada de la infección por SARS-CoV-2 y que afecta al tejido que se encuentra alrededor de los alvéolos, impide que se expandan correctamente durante la inhalación y, por lo tanto, dificulta la función pulmonar y la captación de oxígeno. El tratamiento recomendado es la administración de corticoesteroides, que pueden evitar que se desarrolle fibrosis pulmonar. Es importante, sin embargo, identificar qué pacientes necesitan realmente la terapia, ya que requiere altas dosis de fármaco durante meses y conlleva un riesgo elevado de efectos secundarios.

En el trabajo de los investigadores de Vall d’Hebron se presentan los resultados del análisis de un grupo de pacientes, por lo menos 3 meses después de su hospitalización por COVID-19. Se hizo una TAC torácica, así como pruebas funcionales para evaluar la función pulmonar a 757 pacientes. En caso de que los resultados mostraran que podría haber afectación intersticial en los pulmones, se les practicaban unas biopsias mediante broncoscopia para llegar, con un tubo a través de la tráquea, al interior de los pulmones. Las biopsias se realizaron en 50 pacientes y las muestras obtenidas permitieron identificar diferentes niveles de daño intersticial en los pulmones.

Gracias a las biopsias se observó que 30 personas (un 60% del total) tenían un daño grave en el pulmón y, así pues, necesitaban tratamiento con corticoesteroides, pero había 17 personas (un 34%) que no lo necesitaban. "Gracias a haber hecho las biopsias mediante broncoscopia evitamos la administración de corticoesteroides a 17 personas que, inicialmente, según el resultado en la TAC y las pruebas funcionales respiratorias, estaba recomendada. Es importante la confirmación del daño pulmonar para saber si el tratamiento está recomendado y evitar, así, efectos secundarios innecesarios", afirma el Dr. Mario Culebras, médico especialista del Servicio de Neumología del Hospital Universitario Vall d'Hebron e investigador del grupo de Neumología del VHIR. En los 3 casos restantes, aunque las biopsias indicaban daño intersticial, se decidió no administrar la terapia por una mejora en la clínica de los pacientes. En todos los casos se ha hecho seguimiento de los pacientes para comprobar su buena evolución.

Biopsias con gran calidad para entender las secuelas de la COVID-19

Las biopsias se tomaron, como se hace habitualmente, mediante una criosonda, la cual tiene una punta metálica que se congela rápidamente a -89ºC, lo que permite obtener un pequeño fragmento del pulmón que se analiza en el laboratorio. El Gabinete de Broncoscopias del Hospital Universitario Vall d'Hebron, que utiliza esta técnica desde hace más de una década, cuenta con el mayor número de procedimientos realizados en Catalunya. Este método, que debe ser realizado por profesionales especializados, permite obtener muestras de gran calidad y, por tanto, hacer diagnósticos mucho más fiables, sin incrementar el riesgo de complicaciones.

Durante todo el procedimiento, realizado siempre con material desechable (incluyendo broncoscopio y criosonda), participan diferentes profesionales, como neumólogos, anestesiólogos y enfermeras. Nuria Neira y Laura Estepa, enfermeras del Gabinete de Broncoscopias del Servicio de Neumología de Vall d’Hebron, explican que "los pacientes con COVID-19 son especialmente frágiles y necesitan mucho apoyo, ya que algunos han pasado mucho tiempo en la UCI. Son conscientes de que la realización de pruebas como estas, a pesar de ser técnicas que pueden ser molestas para ellos, son claves para conocer qué les pasa y recibir un tratamiento adecuado que mejore su situación clínica".

Esta ha sido la primera vez que se han analizado muestras de biopsias en pacientes vivos después de sufrir la COVID-19 y, por consiguiente, ha permitido evaluar las secuelas que han quedado en el tejido pulmonar. Hasta ahora, esto sólo se había hecho en autopsias de pacientes, la mayoría de los cuales habían muerto durante la fase aguda de la enfermedad. "Conocer esta afectación en los pulmones después de neumonía grave por SARS-CoV-2 es importante para iniciar una terapia específica y disminuir las secuelas", concluye el Dr. Culebras.

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