La demencia representa una pérdida de funciones mentales que interfieren en el desarrollo de las actividades de la vida cotidiana de la persona que la padece. En este artículo explicamos los diferentes tipos de demencia y cuáles son sus causas.
Demencia es el nombre genérico que reciben el conjunto de señales y síntomas que producen determinadas enfermedades y alteraciones que afectan el funcionamiento normal del cerebro. Estos síntomas incluyen cambios en la personalidad, en la conducta y en el estado de ánimo.
Mucha gente todavía cree que la demencia es uno de los aspectos inevitables del envejecimiento, pero no es así. Es cierto que la edad avanzada es uno de los factores que incrementa el riesgo de sufrir alguna demencia, pero no es el único. La demencia no es exclusiva de edades avanzadas, ni es inevitable que se desarrolle con la edad.
Una primera clasificación de los tipos de demencias, en función de la posibilidad de recuperación, es la que distingue entre demencias reversibles e irreversibles.
El diagnóstico de demencia es un diagnóstico fundamentalmente clínico y no hay ninguna prueba que permita detectar la demencia con suficiente precisión. Es muy importante que se realice una valoración profesional individualizada, ya que en aproximadamente un 20% de los casos los síntomas de la demencia pueden estar causados por afecciones médicas sobre las que se puede actuar.
Algunos ejemplos de estas situaciones son:
Normalmente, en estos casos, el abordaje de las causas que originan el cuadro de demencia tendrá un efecto sobre los síntomas que presenta la persona e incluso, una vez resuelto el problema de base, es posible volver a la normalidad cognitiva.
Aunque algunos trastornos que causan demencia pueden ser modificables, lamentablemente, la mayor parte de tipos de demencia no se pueden curar. La causa más habitual de demencia es la enfermedad de Alzheimer, que representa entre el 50 y el 80% de los casos.
No obstante, hay muchas otras causas conocidas. Las más comunes son las demencias de tipo vascular y las provocadas por enfermedades neurológicas degenerativas, además del Alzheimer, como la demencia con cuerpos de Lewy o la enfermedad de Huntington.
Los tipos de demencias también se pueden clasificar según las zonas cerebrales principalmente afectadas. En este caso se tiene en cuenta si, a grandes rasgos, la afectación es de predominio cortical o subcortical.
En las demencias corticales la alteración afecta principalmente el córtex cerebral, la capa más externa del cerebro, que desempeña un papel crucial en los procesos cognitivos de la memoria y el lenguaje.
Por eso los pacientes con algún tipo de demencia cortical suelen mostrar alteraciones importantes de memoria y afectación del lenguaje, con dificultad o incapacidad para evocar palabras y/o para comprender el lenguaje común. La enfermedad de Alzheimer es un caso prototípico de demencia cortical.
En las demencias subcorticales la disfunción fundamental afecta partes del cerebro situadas por debajo del córtex. En estos casos, son más frecuentes como manifestaciones iniciales la disminución en la capacidad de atención y lentitud del pensamiento, así como variaciones significativas en el estado de ánimo.
Normalmente no se suelen observar pérdidas de memoria o de lenguaje entre los primeros síntomas. Algunos ejemplos de este grupo son las demencias que pueden derivarse de la enfermedad de Parkinson o la de Huntington.
A menudo, la demencia puede considerarse corticosubcortical porque las dos grandes áreas cerebrales se ven afectadas, como suele ocurrir en muchas formas de demencia vascular. De hecho, las demencias mixtas son formas también muy comunes, no solo en cuanto a la afectación de áreas, sino también en cuanto a sus causas.
En todo caso, hay que recordar, como hemos explicado antes, que algunas demencias son consideradas potencialmente reversibles porque son consecuencia de trastornos que se pueden curar, total o parcialmente.
Por eso es importante no asumir que una persona que muestra síntomas de demencia sufre la enfermedad de Alzheimer u otra demencia incurable. Tal y como hemos explicado existen distintos tipos de demencia y en algunos de ellos se puede actuar sobre las causas. Ante la aparición de los síntomas, hay que ponerse en manos de profesionales para que hagan una valoración y propongan las pruebas oportunas.