Seguro que has sentido alguna vez esos molestos pinchazos en la garganta, afonía, sequedad, dolor. ¿Puede ser faringitis?
La faringitis es una inflamación de la faringe, el tubo que conecta la nariz y la boca con la laringe y el esófago, y, como veremos en el siguiente post, este proceso inmunitario puede ser desencadenado por motivos que pueden ser muy variados.
¿Cómo empieza una faringitis?
Una faringitis empieza con algún factor irritante de la garganta. Entre ellos, puede ser por ejemplo el ataque de algún microorganismo patógeno, como un virus, si bien otros elementos pueden disparar el proceso: alérgenos, irritantes químicos, irritación por el frío etc.. Estos factores desencadenan en la faringe una señal de alarma que inicia una respuesta inflamatoria.
¿Esto qué significa? Se produce entonces un aumento del flujo sanguíneo en la faringe con enrojecimiento, calor local, hinchazón que permite que gran cantidad de células inmunes se acerquen al lugar donde se ha producido la irritación liberando citoquinas y otros mediadores de la inflamación y la respuesta inmune. Dependiendo de la gravedad del ataque o de nuestro estado de salud se pueden producir también síntomas sistémicos como fiebre, fatiga, dolor generalizado, falta de apetito, etc.
En el caso de que este proceso sea debido a una sustancia tóxica (infección, irritante, etc.), los agentes defensivos en la primera línea de defensa, o inmunidad innata, cuentan con la barrera física, como la mucosa, y sustancias químicas, como enzimas, dispuestos bloquear a las moléculas extrañas. Posteriormente los neutrófilos y monocitos entran al tejido de la faringe y engloban y fagocitan a los elementos extraños. En otra fase posterior, si es necesario, entra en juego la inmunidad adaptativa con los linfocitos T que pueden ocuparse de destruir las células que se han infectado o necesitan eliminarse por su contenido tóxico, producto de la lucha contra el agresor. Luego se produce la activación de una respuesta más específica con la activación de linfocitos B que producirán anticuerpos a medida del agente agresor.
Idealmente, una vez que se elimina el agente agresor, de la naturaleza que sea, se inician los procesos de resolución de la inflamación para restaurar la salud del tejido, permitir que recupere su funcionalidad y recuperar la homeostasis inmunológica para conseguir un estado de ahorro energético.(1)
Factores desencadenantes de la faringitis más frecuentes
Los factores que desencadenan una faringitis pueden variar de una persona a otra, en ocasiones una persona es más vulnerable a un factor concreto y puede sufrir faringitis con frecuencia cuando se expone a ese factor y no cuando se expone a otros.(2)(3) Estos son los más frecuentes:
Conclusión
Determinar cuál es el motivo de la faringitis es esencial para orientar el tratamiento o la prevención de manera adecuada. Sin embargo, independientemente de la etiología, es necesario valorar si el sistema inmune está en buen estado y si no es así recuperarlo ya que se pone a prueba durante todo el proceso y es determinante en evitar recurrencias.
Bibliografía