La evidencia sugiere que la enfermedad de Alzheimer es parte de un continuo, caracterizado por largas fases preclínicas que anteceden al inicio de los síntomas de la enfermedad. En varios casos, este continuum comienza con el deterioro cognitivo leve (ICM), en el que las actividades diarias se conservan a pesar de la presencia de cierto deterioro cognitivo sobre todo por aspectos de memoria.

La posibilidad de tener un marcador neurofisiológico fiable y sensible, que pudiera utilizarse para la detección precoz de la enfermedad de Alzheimer, sería una herramienta diagnóstica extremadamente valiosa en una enfermedad de gran prevalencia entre la población. Un estudio que se publicó el mes de septiembre en Scientific Reports, se planteó buscar la fiabilidad de la negatividad auditiva de desadaptación (en inglés, auditory Mismatch Negativity- aMMN) como marcador capaz de identificar la progresión del deterioro cognitivo leve en la enfermedad de Alzheimer. Un trabajo llevado a cabo por Manuela Ruzzoli, primera autora del trabajo e investigadora del Centro de Cognición y Cerebro (CBC) del Departamento de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (DTIC) de la UPF, en colaboración con investigadores italianos de la Universidad de Trento i del Centro San Giovanni di Dio de Brescia.

La negatividad auditiva de desadaptación o aMMN es una componente de la actividad eléctrica cerebral que responde a estímulos auditivos y que puede ponerse de relieve a través de un simple electroencefalograma (EEG). Se usa como índice de memoria sensorial y de atención. En este tipo de experimentos se producen una serie de estímulos sonoros regulares o estándar que, de repente, se tornan diferentes o desviantes. Estos estímulos generan ondas cerebrales susceptibles de ser captadas a través de un EEG.

Como explica Ruzzoli: “En nuestro estudio, se evaluaron las potenciales alteraciones de la memoria sensorial auditiva en pacientes con demencia y con deterioro cognitivo leve, en comparación con un grupo control de personas ancianas sanas. Para identificar las posibles diferencias entre los tres grupos en la codificación de estímulos acústicos y/o en el mantenimiento de la representación de dichos estímulos a lo largo del tiempo, se compararon las ondas cerebrales de los registros del EEG provocadas por series de estímulos auditivos regulares interrumpidos por estímulos auditivos menos frecuentes (desviantes) y presentados a intervalos de tiempo cortos y largos”.

Este experimento tenía que ser crucial para identificar pacientes con enfermedad de Alzheimer capaces de responder a intervalos cortos de estímulo pero no a los intervalos largos, debido al deterioro de su memoria sensorial. Del mismo modo, los pacientes con deterioro cognitivo leve deberían mostrarse a medio camino entre el envejecimiento normal y la demencia. Con ello, los autores querían poder discriminar entre el envejecimiento normal y el patológico, en sus primeras fases.

Así pues, en este estudio los investigadores compararon los valores de aMMN de los tres grupos en estudio: 18 personas ancianas sanas; 12 personas con deterioro cognitivo leve y 19 con diagnóstico de enfermedad de Alzheimer. Se obtuvieron los valores de aMMN en diferentes localizaciones cerebrales, frontales y temporales, mediante una serie de estímulos auditivos regulares interrumpidos por estímulos auditivos menos frecuentes (desviantes) presentados a intervalos intermedios cortos (400 milisegundos) y largos (4000 milisegundos).

Resultados del experimento con estímulos sonoros

Los resultados del experimento mostraron que ante un sonido desviante de duración e intervalo intermedio corto, las personas con deterioro cognitivo leve respondieron al estímulo en su localización temporal, mientras que las personas con enfermedad de Alzheimer lo hicieron en su zona frontal. Los ancianos sanos respondieron al mismo tipo de estímulo auditivo en ambas localizaciones cerebrales. En cambio, cuando los intervalos intermedios entre los estímulos administrados fue largo, la respuesta sólo se obtuvo en el grupo de sujetos con envejecimiento normal, y más concretamente en el lóbulo temporal cerebral.

Por todo ello, el estudio concluye que la aMMN podría ser utilizada como marcador para discernir entre un envejecimiento normal o patológico en lo que concierne a disminución cognitiva neurofisiológica debida a la edad. "El aspecto interesante de ese marcador es que no es intrusivo, puede der obtenido de forma pasiva (sin que la persona o el paciente ponga atención directa), es un marcador fácil de registrar y calcular y no requiere demasiada especialización técnica o computacional", ha añadido Ruzzoli.

En definitiva, la aMMN podría ser introducido en los centros clínicos, en la práctica clínica habitual, para evaluar de manera sólida y fiable si éste podría ser un método diagnostico de deterioro cognitivo de las personas inherente a la enfermedad de Alzheimer, ya en sus primeras manifestaciones.

Trabajo de referencia:

Manuela Ruzzoli, Cornelia Pirulli, Veronica Mazza, Carlo Miniussi, Debora Brignani (2016), “The mismatch negativity as an index of cognitive decline for the early detection of Alzheimer’s disease", Scientific Reports, 12 de septiembre, DOI: 10.1038/srep33167.

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