Desde que se realizó con éxito el primer trasplante de un órgano en 1954 –un riñón procedente del hermano gemelo del paciente–, las donaciones de órganos se han vuelto cada vez más habituales y han conseguido salvar cientos de miles de vidas.
Gracias a los esfuerzos de grupos de investigación de todo el mundo, estos procedimientos han mejorado continuamente, lo que ha permitido que cada vez más pacientes puedan beneficiarse de los trasplantes con menos complicaciones. En honor del Día Mundial del Trasplante, que se celebra el 6 de junio, hemos hablado con los creadores de dos proyectos CaixaImpulse para arrojar luz sobre las tecnologías que estan desarrollando y que podrían mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El Dr. Francesc E. Borràs, del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol, lidera el proyecto FIBROKIT, un kit de diagnóstico para medir la fibrosis renal, una de las mayores causas de rechazo en pacientes que reciben un trasplante de riñón.
La Dra. Mònica Mir es investigadora en nanobioingeniería en el IBEC, además de la directora del proyecto ISCHEMSURG, un sensor electroquímico para supervisar la isquemia, o aporte sanguíneo insuficiente, del tejido trasplantado.
Ambos proyectos nacieron de conversaciones entre investigadores y médicos, por lo que se centran en las complicaciones habituales que derivan de los trasplantes.
SUPERVISIÓN DEL TEJIDO CICATRICIAL PARA MANTENER LOS RIÑONES MÁS SANOS
Los trasplantes de órganos son cada vez más habituales. ¿Cómo afecta la fibrosis a los pacientes?
La fibrosis, o el crecimiento dañino de tejido cicatricial, es una complicación crónica habitual del trasplante de riñón. Después de cinco años, aproximadamente el 15% de los pacientes desarrollan fibrosis, una cifra que sigue aumentando a los 10 años de seguimiento. Muchos de ellos terminan necesitando un segundo trasplante, ya que la fibrosis grave puede hacer que el riñón deje de funcionar correctamente. Son muchos los factores que determinan su presencia, y es por eso que es necesario un buen método para supervisarla.
¿Cómo se supervisa la fibrosis habitualmente?
Actualmente, la fibrosis se supervisa mediante una biopsia renal. Se trata de un procedimiento muy invasivo, de modo que no se puede realizar a menudo. En caso de detectarse una anomalía durante los controles rutinarios del paciente, se realiza la biopsia. Lo que queremos conseguir es poder supervisar la presencia de fibrosis durante estos controles y evitar así tener que realizar una biopsia invasiva. Nuestro objetivo principal es detectar la fibrosis mucho antes de que sea un problema y mantener a los órganos sanos y funcionando correctamente durante más tiempo.
Y aquí es donde entra FIBROKIT, ¿verdad? ¿Qué es exactamente FIBROKIT?
Es una idea que surgió a raíz de conversaciones con nefrólogos interesados en los trasplantes, y especialmente en evitar las complicaciones causadas por la fibrosis. Para dar respuesta a ese problema, creamos FIBROKIT, un kit de diagnóstico para supervisar la fibrosis mediante un biomarcador urinario.
Se trata de una técnica no invasiva que permite supervisar a los pacientes mucho más a menudo. En términos científicos, hemos identificado una proteína altamente expresada en la orina de los pacientes con fibrosis grave.
Si todo sale como está previsto, FIBROKIT no será difícil de implementar. Es una tecnología basada en ELISA, que ya se usa de forma rutinaria en la práctica clínica.
¿Cómo ha ayudado CaixaImpulse a este proyecto?
CaixaImpulse nos ayudó mucho. Para empezar, la financiación que recibimos fue crucial para poder sacar adelante el proyecto. Pero también nos dio una visión más amplia sobre la translacionalidad de nuestra investigación, además de un mejor conocimiento del mercado, la industria y de cómo redactar y presentar una patente con una mínima garantía de éxito.
UN MICROSENSOR PARA DETECTAR LA ISQUEMIA DE FORMA MÁS FIABLE
¿Cómo tomó forma el proyecto ISCHEMSURG?
El proyecto nació tras hablar con médicos sobre los problemas con los que se encontraban al supervisar la isquemia postoperatoria –aporte de sangre insuficiente– en el tejido trasplantado. Actualmente ya hay técnicas para detectar la isquemia, pero son caras y a menudo aportan falsos positivos, además de que pueden ser muy invasivas. Por este motivo muchos médicos han dejado de usarlas y han vuelto a los métodos tradicionales, es decir, evaluar el color y la temperatura para decidir si llevar a cabo una vascularización.
Pero este método no es suficiente para evaluar una microvascularización. Se trata de un procedimiento del siglo xxi realizado con técnicas de supervisión del siglo xx. La aplicación de una intervención tan compleja no debería basarse en criterios subjetivos. Por eso hemos desarrollado un microsensor de fácil implantación que puede detectar estas vascularizaciones anómalas.
¿Se puede usar para supervisar la vascularización de tejido que no sea del paciente?
Sí, de hecho, lo que supervisamos es la perfusión en la vascularización de dos tejidos, por eso el origen de los tejidos no es relevante. Si la perfusión entre los dos tejidos no es la adecuada, el tejido trasplantado podría degradarse en uno o dos días. En el caso de trasplante de órganos, podría producirse una insuficiencia del órgano trasplantado, por eso es tan importante que funcione.
¿Cómo se usará esta tecnología?
Se ha diseñado para el uso postoperatorio en hospitales, ya que estos problemas suelen surgir en las primeras horas tras la cirugía. El microsensor se inserta mediante una aguja, que puede extraerse para mayor comodidad del paciente, y cuando termina la revisión se extrae fácilmente del tejido.
¿Qué aportó CaixaImpulse al proyecto?
Fue una plataforma excelente para mejorar nuestra tecnología. Pero creo que lo mejor de esta beca es lo que puedes aprender. Te aportan mucho conocimiento sobre negocios e inversores, y te ayudan a construir una red fuerte.