El Grupo de investigación en etiología y tratamiento de la escoliosis, perteneciente al Instituto Universitario de Investigación en Enfermedades Musculoesqueléticas de la Universidad Católica de Valencia (UCV), dirigido por el profesor Carlos Barrios, también decano de su Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud, ha anunciado los resultados de un nuevo tratamiento de la escoliosis que garantiza llevar una vida normal a los pacientes para el resto de sus vidas.

En opinión de Barrios, el tratamiento -hecho público a través de la tesis doctoral de Gonzalo Mariscal, graduado en Medicina en la UCV y residente del Hospital Universitario La Fe- supone “un cambio radical, una nueva época en el tratamiento de una patología que estaba estancado y que conllevaba una cirugía muy cruenta y negativa para la calidad de vida de las personas”.

La escoliosis, enfermedad que afecta en un 90% de los casos a las niñas, comienza a desarrollarse a partir de los diez años deformando la columna vertebral de manera progresiva, tal y como explica el investigador de la UCV: “Al principio se coloca un corsé para que la columna se mantenga recta, pero un alto porcentaje de los casos no mejoran y la única solución que existe hoy en día es operarlas. Se colocan tornillos en todas las vértebras y una barra fija para que se produzca una fusión de toda la columna, además de injertos”.

“El problema de esta técnica es que las columnas quedan rígidas y la persona afectada no puede agacharse o rotar, por ejemplo. Por supuesto, tiene que dejar de hacer deporte durante el resto de su vida. Se ha visto, además, que la rigidez de la columna a la temprana edad de la adolescencia provoca que su zona inferior, en la unión con el sacro, se degenere y sea necesario que operar de nuevo para realizar una nueva fusión. Lo mismo sucede con el cuello, que se desplaza hacia adelante, y obliga a una nueva cirugía”, relata Barrios.

Todos esos problemas desaparecen con el nuevo tratamiento desarrollado por este grupo de investigación -en el que también participan los traumatólogos Jesús Burgos, perteneciente al Hospital Vithas Internacional de Madrid y promotor principal de este nuevo enfoque terapéutico; y Eduardo Hevia, de la Clínica Universidad de Navarra en Madrid.

“En la técnica tradicional la cirugía se retrasa hasta que las chicas son más mayores y se comprueba que el corsé no ha funcionado, antes de que la desviación llegue a los 40 o 45 grados. Nosotros hemos decidido realizar la intervención cuando la paciente es más joven y todavía queda mucho crecimiento remanente en la columna, poniendo como límite máximo una curvatura de 30 grados”, expone Burgos.

Más de cien pacientes operadas, todas con éxito

Otra diferencia clave respecto de la técnica anterior es que en el nuevo tratamiento no se realiza la fusión de la columna vertebral ni se añade injerto alguno, según señala Burgos: “El cirujano endereza las vértebras y el crecimiento remanente del cartílago de cada una de ellas va compensando progresivamente su morfología hasta corregir la curvatura de la columna y restituirle su posición normal. En lugar de quedar acuñadas, las vértebras toman su normal forma rectangular. Cuando termina el crecimiento de la niña, a los catorce años y medio, se retiran la barra y los tornillos, y la columna funciona perfectamente, sin colapsar ni perder movilidad”.

“Hablamos de un cambio enorme para estas chicas, porque ahora podrán vivir con toda normalidad, pues la columna vertebral se puede mover sin problemas. Esto les permite realizar movimientos habituales que antes no eran posibles, así como cualquier tipo de actividades deportivas sin que sea necesario operarles en el futuro. Sin olvidarnos de que esta nueva propuesta ahorra tiempo de corsé, que provoca siempre un sufrimiento psicológico a la niña”, aclara, por su parte, Barrios.

Burgos indica que ya se ha realizado este tratamiento con “más de cien pacientes”, siendo un “éxito” en todos los casos. Además, Mariscal ha realizado un seguimiento exhaustivo a las primeras 36 chicas, en el marco de su tesis doctoral. Los resultados han sido “muy satisfactorios” y las jóvenes están “contentísimas”.

“Con unos datos tan claros, tenemos la certeza de que no va a colapsar ninguna de las columnas operadas de esta manera, al quedar corregidas, sin deformidad, sin implantes metálicos y conservando el movimiento. De hecho, ya hay otros hospitales que han empezado a poner en marcha el nuevo tratamiento al ver nuestros resultados”, subraya Barrios.

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