Laura M. Lechuga, jefa de grupo del CIBER-BBN en el del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología (ICN2), es una de las investigadoras más relevantes en el campo de la nanomedicina. Su trabajo se centra en crear dispositivos para el diagnóstico clínico que, con una mínima muestra biológica, sean capaces de detectar enfermedades como la tuberculosis, el cáncer de colon, la sepsis o el cáncer de pulmón. Además, su tecnología puede ser adaptada al medio ambiente para evaluar la calidad del agua o del aire. En esta entrevista, repasa los proyectos más importantes que centran en estos momentos la actividad de su grupo, y aborda la situación de la mujer en la ciencia.

-¿Cuáles son las principales líneas de investigación que centran el trabajo de su grupo?

-Las líneas de investigación de mi grupo se encuadran dentro de las áreas del Nanodiagnóstico y la Nanofotónica, abordando el desarrollo tecnológico de biosensores fotónicos (nanoplasmónicos y nanointerferométricos) y su completa integración en plataformas de análisis portátiles tipo “point-of-care”. Somos un grupo multidisciplinar que aborda sofisticados desarrollos en física e ingeniería y los traslada a aplicaciones prácticas de diagnóstico clínico y medioambiental, principalmente.

-Su grupo tiene una amplia trayectoria en el desarrollo de nanobiosensores, ¿qué aplicaciones tienen estos dispositivos?

-Estos dispositivos pueden cubrir un amplio espectro de aplicaciones que van desde el diagnóstico clínico precoz, el control medioambiental o alimentario, la prevención de guerras químicas o bacteriológicas o el diagnóstico veterinario y agrícola. Nosotros nos centramos fundamentalmente en el diagnóstico precoz de enfermedades (como el cáncer o enfermedades neurodegenerativas) así como en el control medioambiental y el estudio de las interacciones del medio ambiente con la salud humana.

-¿Qué aportan estos nanobiosensores a los avances en investigación biomédica y en la práctica clínica?

-El uso de estos dispositivos conlleva ventajas significativas, especialmente porque permiten análisis rápidos, con gran precisión y utilizando una mínima cantidad de muestra del paciente. Además los dispositivos biosensores pueden ser portátiles y fáciles de usar, facilitando en gran medida el diagnóstico en cualquier lugar y en cualquier momento. En el caso de la investigación biomédica, su uso aporta una mayor facilidad en el análisis de todo tipo de interacciones biomoleculares sin la necesidad de emplear tediosos métodos de preparación de las muestras o métodos complejos de evaluación de los datos obtenidos.

-¿En qué proyectos trabajan?

-Nuestro trabajo se centra en dos direcciones fundamentales: por una parte desarrollamos la tecnología completa de los dispositivos, llegando incluso a producir prototipos pre-comerciales. Por otra parte, desarrollamos aplicaciones específicas especialmente dirigidas al diagnóstico precoz de enfermedades como puede ser el cáncer o las enfermedades neurodegenerativas. Las aplicaciones desarrolladas se comprueban con la evaluación de muestras reales provenientes de diferentes hospitales del país o bien de biobancos y los resultados de nuestros dispositivos son validados con las técnicas de referencia para demostrar la viabilidad de nuestra tecnología.

-¿En qué patologías se centran?

-De nuestro trabajo actual, me gustaría destacar los proyectos centrados en la detección temprana de aquellos tipos de cáncer donde este diagnóstico temprano es muy complicado, como en el caso del cáncer de pulmón, donde evaluamos sutiles cambios epigenéticos en las células del paciente que pueden indicar este inicio. También la detección del consumo de gluten en enfermos celíacos usando tan solo unas gotas de su orina, un trabajo que llevamos a cabo en colaboración con una empresa nacional que tiene interés en comercializar un “point-of-care” con este biosensor. Además, hemos desarrollado la monitorización de anticoagulantes como el Sintrom® utilizando una ínfima cantidad del suero de los pacientes, lo que abre una puerta a la esperanza para estos enfermos, ya que este control a día de hoy es muy complejo. Asimismo, estamos trabajando en la detección rápida de sepsis en el plasma de pacientes que se encuentran en las UCIs de los hospitales, ya que esta enfermedad requiere de un diagnóstico muy rápido y muchas veces no se puede esperar a los resultados del laboratorio clínico.

-Coordina un proyecto “EuroNanoMed3” para monitorización de lesiones cerebrales, ¿cómo avanzan en este proyecto y en qué consiste?

-Este es un proyecto muy interesante que acaba de comenzar y donde pretendemos dar respuesta a un problema concreto en el diagnóstico y posterior seguimiento al tratamiento de los enfermos afectados por lesiones cerebrales. Hoy en día, el diagnóstico, pronóstico y la eficacia de los tratamientos de rehabilitación son principalmente evaluados mediante exámenes clínicos, neuroimagen y pruebas electrofisiológicas durante una larga hospitalización del enfermo. Pretendemos ofrecer como alternativa una nueva plataforma multibiosensora que sea capaz de la identificación y cuantificación simultánea de un conjunto de biomarcadores cerebrales presentes en la sangre del enfermo que son indicativos tanto de la gravedad de la lesión como de la respuesta de la misma a los tratamientos médicos. De esta forma, se agilizaría tanto el diagnóstico como el seguimiento de la recuperación y se podría proporcionar al enfermo una mejor calidad de vida.

-¿Cómo percibe la situación de la mujer en la actividad científica desde su propia experiencia como investigadora?

-Aunque con el paso de los años ha aumentado y mucho el número de científicas, lo cierto es que la progresión en la carrera científica sigue siendo mucho más compleja para las mujeres. Por eso hay muy pocas mujeres científicas en la dirección de grupos de investigación, en posiciones de alta gestión, en puestos de dirección o de mando. El famoso “techo de cristal” es una realidad tangible y que veo difícil que desaparezca en un futuro cercano.

-¿Cuáles son las principales fortalezas de las mujeres científicas?

-Estoy convencida que las principales fortalezas de las científicas son su capacidad de lucha y resistencia en un ambiente profesional y social adverso, además de su gran capacidad de trabajo, tanto dentro como fuera del laboratorio.

-¿Percibe avances en la eliminación de las barreras de género en la ciencia?

-Se perciben algunos avances, pero estos son muy lentos. Hace años pensaba que la eliminación de las barreras de género en ciencia (y en general en todos los ámbitos) se produciría de forma más rápida debido a la concienciación social del problema; pero ahora veo que el proceso es mucho más lento de lo que indicaban nuestras expectativas. A pesar de la concienciación, no ha existido una voluntad real para eliminar estas barreras porque los centros de decisión siguen estando mayoritariamente en manos masculinas y porque pocos hombres son realmente conscientes de la existencia de estas barreras.

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