En este artículo, el Área de Salud Mental y la Unidad UnimTEA os explican cómo gestionar posibles alteraciones emocionales y conductuales de los niños con TEA durante el desconfinamiento. El cambio de rutinas familiares y la posibilidad de realizar actividades fuera del domicilio suponen un reto para el cual hay que prever estrategias.
Las personas con TEA pueden experimentar emociones muy diversas ante la posibilidad de salir de casa y recuperar actividades previas al confinamiento. Habrá niños y niñas que vivan los cambios como una pérdida de bienestar en casa y una ruptura de las rutinas positivas de aislamiento y que reaccionen con miedo o ansiedad ante la posibilidad de salir, volver a la escuela, ver a más gente por la calle, escuchar más ruidos, enfrentarse de nuevo a más contacto social, sentir más estímulos sensoriales, etc.
En estos casos es importante reconocer que la realidad está cambiando. Se les puede explicar mediante dibujos y palabras clave, (según el nivel de lenguaje o sistema de comunicación), que se encontrará durante las salidas (por ejemplo, más tiendas abiertas, más niños en la calle) resaltando los aspectos más relevantes para cada persona. También se puede optar por estar tiempo breves de exposición en la calle si la nueva realidad sobrepasa el niño. Poner palabras a los sentimientos les ayudará a identificar la emoción. Si, además, les ofrecemos una explicación corta y sencilla de lo que pueden hacer, los ayudaremos a regular ante la situación de incomodidad: "El ruido que hay en la calle te puede hacer sentir miedo, pero puedes volver a casa cuando quieras".
Si no les molestan los cambios del contexto exterior será positivo reconocer los aspectos agradables y de bienestar que conlleva recuperar cierta normalidad, como por ejemplo poder tomar un helado, saludar a los amigos, ir a comprar un libro, etc.
Muchos niños y niñas con TEA han podido salir desde que se decretó el Estado de Alarma como personas con necesidades especiales, y para muchas familias ya era una rutina de salir siguiendo las indicaciones de la Agencia Pública de Salud y de Protección Civil. Hay niños, en cambio, que por diversas razones no han salido y que continúan sin querer hacerlo. En estos casos puede ser de ayuda tener en cuenta las siguientes indicaciones:
En estos casos los primeros días podrían resultar difíciles, pero seguir las indicaciones con constancia ayudará a instaurar la nueva rutina. Si, en cambio, el niño quiere salir reiteradamente, se pueden utilizar las mismas estrategias pero con el objetivo de indicar cuándo será posible salir a la calle y cómo se hará.
La anticipación y las ayudas visuales son estrategias preventivas muy útiles para las personas con TEA. En este sentido, entenderá y aceptará mejor las normas a seguir en la calle si se le explica con un sistema de comunicación adaptado a su nivel de comprensión. En algunos casos este sistema será la escritura clara, concreta y concisa, y en otros lo serán los pictogramas. Independientemente del sistema de comunicación elegido se recomienda seguir los siguientes pasos:
Otras estrategias preventivas de posibles problemas de conducta es evitar ir a los lugares o contextos donde se sospecha de que la negativa a dejarle hacer algo (por ejemplo, en los parques o zonas de juegos) puede causar un conflicto. También se puede salir a pasear en los momentos del día en que sea más fácil seguir las normas de seguridad.
Incorporar nuevos hábitos que no siempre resultan fáciles o agradables supone un esfuerzo adaptativo para todos y en particular para los niños con TEA. La incorporación de medidas protectoras de distancia física o higiene será más fácil si la establecemos mediante una rutina lo más positiva posible y con ayudas visuales. Algunos niños y niñas con TEA, por sus alteraciones sensoriales, pueden rechazar o tener reacciones negativas a ciertas medidas como el uso de mascarillas protectoras o el lavado de manos con ciertas texturas de jabón o desinfectante. En estos casos es importante tener en cuenta lo siguiente:
En los casos que sea imprescindible el uso de la mascarilla, puede ayudar:
En todo momento será útil el modelado, es decir, que vea como sus referentes más cercanos también se la ponen, o si se trata de niños pequeños también se puede usar algún muñeco que la lleve. Nuevamente hay que recordar que la instauración de nuevos hábitos se consigue cuando lo que se quiere enseñar puede ser tolerado por la persona y se repite de forma consistente y coherente.
La incertidumbre sobre las condiciones en que se producirá el regreso a las aulas y las circunstancias según las características de edad y etapas de escolarización (guardería, educación primaria y secundaria, etc), es un hecho. Lo más importante es hacer tolerable el tiempo que se dedica a la escuela desde casa a pesar de ser una situación temporal. Los hábitos académicos a distancia en un contexto como el actual pueden ser difíciles de adquirir y mantener y requieren revisarse periódicamente reordenando prioridades a medida que avanza el desconfinamiento.
Un niño o adolescente con TEA necesita una persona adulta referente que le ayude a organizar una rutina diaria que prevea espacios diferenciados de trabajo escolar, descanso, ejercicio físico y juego. Esta organización dependerá de los recursos y características de cada familia. Pueden ser de ayuda las siguientes indicaciones:
Los maestros que conocen el alumno con TEA pueden ayudar a las familias a seleccionar las tareas más adecuadas en este contexto. Si los padres tienen dudas, se recomienda contactar con el profesorado de referencia para compartir las necesidades del niño, ya que los padres y madres no deben reemplazar el rol de la escuela.
Debemos distinguir el miedo de participar durante las videoconferencias del hecho de no tener interés o no tener la necesidad de hacerlo. Si el niño tiene miedo de las videoconferencias, se puede organizar un espacio con con los padres y el tutor para preparar algún tema que el niño quiera. Esta estrategia puede facilitar la participación posterior con otros compañeros de clase. Es recomendable que la participación sea inicialmente con intervenciones cortas y aumentar gradualmente el tiempo a medida que gane confianza. Otra medida puede ser participar sólo con sonido (sin imagen) si se siente más cómodo, o minimizar la pantalla si le dan miedo las caras de los compañeros.
Si el niño o niña no tiene interés o no tiene necesidad, habrá que evaluarlo en cada caso. Si el alumno realiza las tareas que se le piden, se puede respetar que no participe si no tiene necesidad o bien que sólo lo haga con el tutor.
Perder a un ser querido es una situación de un gran impacto emocional que requiere acompañamiento y tiempo para poder ser elaborada. Es recomendable hacer un proceso de duelo no patológico, en el que el niño se sienta acompañado en lo que siente y nos adaptamos a las necesidades en la nueva situación. El niño o adolescente con TEA elaborará el duelo de manera diferente según sus necesidades. Sin embargo, sabemos que la persona con TEA procesa mejor la información que se le da de forma directa, clara y concreta. Esto incluye las siguientes indicaciones: