Por Josep Corbella / La Vanguardia

A una multinacional de la alimentación podría interesarle que los ciudadanos consuman cuantos más alimentos mejor. En lugar de una dieta saludable, con raciones moderadas y abundancia de productos frescos, podría promocionar una dieta con raciones generosas y abundancia de alimentos procesados. Pero Nestlé ha optado por la estrategia opuesta.

Antes de obtener beneficios a costa de la salud de sus consumidores, ha preferido fijar límites a las cantidades de sal, azúcar, grasas o calorías que contienen sus productos. Esto la ha llevado a reformular unos 500 productos en España y 10.818 en el conjunto del mundo –un 78% de todos los que comercializa– en el 2014. “Si algún producto en desarrollo incumpliera nuestros criterios de salud, no lo comercializaríamos”, declara Jörg Spieldenner, director del programa de salud pública en el Centro de Investigación Nestlé en Lausana (Suiza). “Si algún producto que ya está en el mercado los incumple, lo retiramos”.

La compañía prefiere reformular que retirar. Pero se han dado casos en que no ha dudado en cortar literalmente por lo sano. Es lo que hizo en el Reino Unido con el chocolate Wonkao o en España con los conejos de chocolate de Semana Santa. “Tenemos normas estrictas sobre la cantidad de calorías de las raciones infantiles; no podemos darle un conejo de chocolate a un niño y decirle que se coma sólo la cabeza”, argumenta Anabel Aragón, responsable de nutrición y salud de Nestlé España. Estas normas se inspiran en recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de sociedades médicas sobre el consumo de sal, azúcar, grasas y calorías.

Pero Nestlé se enorgullece de haberlas adoptado de manera voluntaria, anticipándose a las regulaciones de los gobiernos. Los directivos de la multinacional destacan el ejemplo de las grasas trans parcialmente hidrogenadas. En EE.UU., la Agencia de Alimentos y Fármacos (FDA) las ha prohibido este año y ha concedido tres años a la industria para adaptarse a la norma. Nestlé, viendo el creciente descrédito de las grasas trans, ya las eliminó de todos sus productos en España en 2014 y se ha dado de plazo hasta fin del 2015 para retirarlas de todo elmundo. Otro ejemplo, en España, es la cantidad de sal del tomate frito Solís, que se empezó a reducir hace trece años. “Hemos reducido la sal un 40% en este periodo”, informa Anabel Aragón. “Debemos hacerlo muy poco a poco porque, si elimináramos un 40% de golpe, los consumidores notarían el cambio y rechazarían el producto”.

Reformular los productos para que sean más saludables sin ahuyentar a los consumidores es uno de los grandes retos a los que se enfrentan los 250 científicos de 50 países que trabajan en el Centro de Investigación de Lausana. La compañía prefiere publicitar poco sus descubrimientos, no sólo para no dar ideas a sus competidores, sino po rtemora la reacción de sus clientes. “Si decimos que un producto tiene menos sal, habrá alguien que piense que tiene menos sabor”, explica Neus Martínez, directora de comunicación de Nestlé España. Pero el 9 de septiembre abrió las puertas del centro de investigación a un grupo de periodistas españoles para dar a conocer su actividad y para explicar su particular cuadratura del círculo: cómo reducir la sal, el azúcar o las grasas saturadas y aun así conservar el sabor.

Los investigadores de Lausana han observado que, si eliminan sal de la base o del topping de una pizza, que son las partes que tienen más contacto con la lengua, los consumidores la encuentran sosa. Pero, si la retiran de la parte intermedia, apenas lo perciben. Esto les ha permitido reducir un 15% la cantidad de sal de las pizzas. Una estrategia similar se está explorando para el azúcar. Nestlé ha desarrollado microesferas de azúcar con el interior vacío. “Eliminamos la parte interior de los granos de azúcar, que aportan calorías pero no contribuyen al sabor”, explica el investigador Wilbert Sybesma. Estas microesferas están en fase de desarrollo y aún no se han incorporado a ningún producto en España.

En el pasado, Nestlé creció vendiendo productos con un alto contenido en sal, azúcar y grasas saturadas, admite Lluís Cantarell, vicepresidente ejecutivo de la multinacional suiza. Eran tiempos en que no había la misma concienciación por la salud que ahora ni se conocían tan bien los riesgos de estos ingredientes. “Yo era un loco de las motos y en aquella época ni se me ocurría ponerme casco, ni abrocharme el cinturón en el coche, y hoy lo hago”, explica Cantarell.

Otras compañías que no vieron venir este cambio de valores de los ciudadanos respecto a la salud, como las tabaqueras o McDonald’s, han sufrido graves pérdidas. ¿Nestlé no pensó también en seguir beneficiándose unos años más de las grasas trans y saturadas, el azúcar y la sal? “Si pensara sólo en salvar el año, no haría muchas de las cosas que hago”, contesta Cantarell. “Pero si pensamos a medio y largo plazo, como hemos hecho siempre en Nestlé, no teníamos otra opción que trabajar para mejorar la salud de la población”.

Fuente: La Vanguardia

http://www.lavanguardia.es
Subscribirse al Directorio
Escribir un Artículo

Últimas Noticias

El diagnóstico genético neonatal mejor...

Un estudio con datos de los últimos 35 años, ind...

Más de 1.500 cambios epigenéticos en e...

Un equipo de investigadores de la Universidad Juli...

Tuneable reverse photochromes in the sol...

A new technique allows the design of solid materia...

Destacadas

Eosinófilos. ¿Qué significa tener val...

by Labo'Life

En nuestro post hablamos sobre este interesante tipo de célula del si...

Un estudio de INCLIVA muestra el efecto ...

by INCLIVA

Han desarrollado un estudio para evaluar la correlación entre el teji...

Diapositiva de Fotos