Un estudio liderado por el Dr. Pere Domingo, coordinador del Grupo de Investigación ViH y SIDA y de la hospitalización COVID del Instituto de Investigación de Sant Pau -IIB Sant Pau y miembro de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital de Sant Pau analiza la patogénesis de la COVID -19 como la interacción dinámica entre cuatro círculos que se producen de forma simultánea. Un paso más para conocer el mecanismo que el virus utiliza para eludir los mecanismos de defensa inmunológica del anfitrión, o los mecanismos que utiliza para dañar, y que permitirá diseñar estrategias adecuadas para neutralizar las disfunciones o desequilibrios generados por el virus o por las consecuencias de la infección.

La patogénesis de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) se puede concebir como la interacción dinámica entre cuatro círculos viciosos que se retroalimentan y que están enlazados o que se producen de forma simultánea. Se trata del círculo viral, el círculo hiperinflamatorio, el círculo del eje no canónico del sistema renina-angiotensina (SRA) y el círculo de hipercoagulación, según se desprende del estudio “The four horsemen of a viral Apocalypse: The pathogenesis of SARS-CoV2 infection (COVID-19)”. Este estudio, liderado por el Dr. Pere Domingo, coordinador del Grupo de Investigación ViH y SIDA y de la Hospitalización COVID del l’Institut de Recerca de Sant Pau –IIB Sant Pau y miembro de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, ha salido recientemente publicado en la prestigiosa EBioMedicine.

El virus es una causa necesaria que genera el daño celular y pone en marcha una respuesta hiperinflamatoria, al tiempo que provoca o retrasa la defensa antiviral y todo el mecanismo de defensa antiinflamatorio del pulmón. El estudio analiza los mecanismos del virus -y huésped- dependientes que pueden acabar en el síndrome respiratorio agudo grave (SARS) por coronavirus (CoV) -2 infectando células epiteliales alveolares (CEA) y reduciendo el eje de la enzima conversora de la angiotensina 2 (ECA2) / angiotensina (Ang) – (1-7) / Mas1R con la interacción de los cuatro círculos. Y revisa lo que conocemos hasta ahora sobre la patogénesis de la COVID-19 y cómo la infección por SARS-CoV-2 y la respuesta del anfitrión describen los diferentes escenarios de la COVID-19, previendo cuatro círculos viciosos entrelazados:

  • El círculo viral retroactivo incluye la evasión de la respuesta innata del anfitrión, la replicación viral incontrolada y la activación de una respuesta inmunitaria adaptativa hiperactiva que supone que el virus puede multiplicarse sin impedimento.
  • El círculo hiperinflamatorio está formado por una respuesta inflamatoria exuberante que se retroalimenta hasta que desencadena una auténtica tormenta de citocinas que afectan a diversos órganos, pero sobre todo el pulmón.
  • El círculo del eje no canónico del sistema renina-angiotensina (SRA). La reducción del eje ACE2 / Ang- (1-7) / Mas1R deja el pulmón sin un mecanismo de defensa crítico y decanta la balanza hacia el aspecto inflamatorio del SRA provocando daño inflamatorio o mediante mecanismos inmunológicos sobre el pulmón.
  • El círculo de coagulación es un estado de hipercoagulabilidad causado por la interacción entre la inflamación y la coagulación en un círculo retroalimentado infinito y esta hipercoagulabilidad puede incidir sobre el pulmón (tromboembolismo pulmonar), o en otros órganos.

El resultado es un estado hiperinflamatorio y de hipercoagulabilidad que produce una lesión pulmonar grave immunomediada y, con el tiempo, el síndrome de distrés respiratorio del adulto, que el paciente requiera cuidados intensivos y que desemboque en existus letalis en un tanto por cierto variable de casos.

“El conocimiento de la fisiopatología es el primer paso para abordar adecuadamente el manejo de una enfermedad. Conocer el mecanismo que el virus utiliza para eludir los mecanismos de defensa inmunológica del anfitrión, o los mecanismos que utiliza para dañar, permitirá diseñar estrategias adecuadas para neutralizar las disfunciones o desequilibrios generados por el virus o por las consecuencias de la infección” explica el Dr. Domingo.

A partir de los conocimientos recogidos, parece que la mayoría de los daños a los órganos en manifestaciones graves de la COVID-19 se generan a través de un mecanismo de mediación inmunitaria, aunque el SARS-CoV-2 es el detonante necesario. El espectro de la enfermedad es amplio y, como no todos los pacientes compartirán el mismo patrón evolutivo, es muy importante la búsqueda de factores predictivos para identificar de manera precoz los pacientes más propensos a evolucionar hacia una enfermedad potencialmente mortal.

“En casos graves, la rápida evolución del patrón de la enfermedad hace que el tratamiento precoz sea imprescindible, al menos hasta que haya factores predictivos fiables. La implicación de mecanismos virales y que dependen del anfitrión en la patogénesis de la COVID-19 sugiere que cualquier estrategia terapéutica debe combinar fármacos antivirales y terapia adyuvante para modular las respuestas del anfitrión” concluye el investigador de Sant Pau.

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