El análisis de los cálculos dentales obtenidos de los dientes de la mandíbula de un individuo hallado en el yacimiento de la Sima del Elefante de Atapuerca (Burgos), de más de 1.2 millones de años de antigüedad, ha protagonizado un estudio sobre dieta vegetal publicado recientemente en la revista The Science of Nature, en el que han participado los investigadores del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) Ruth Blasco y José Maria Bermúdez de Castro.

Dicho estudio, liderado por Karen Hardy, de la Universitat Autónoma de Barcelona-ICREA, revela restos de ciertas gramíneas y polen de coníferas atrapados en los cálculos dentales (sarro) que se encontraban alojados en dicha mandíbula, denominada ATE9-1, lo que indica un componente vegetal importante en la dieta de las primeras poblaciones humanas europeas.

Como explica Ruth Blasco, se extrajeron y analizaron microscópicamente dos muestras de 0,5 y 0,8 microgramos de uno de los premolares, que se sometieron a un proceso químico de espectrometría y cromatografía para identificar los microrestos vegetales y otros microorganismos contenidos en la placa.

Los restos de alimentos identificados en ATE9-1 no sólo apuntaban a un componente vegetal en la dieta de estos homínidos sino también a que el ambiente de hace 1.2 millones de años era más cálido que el actual y permitía el desarrollo de bosques húmedos y grandes praderas.

“Cabe destacar el hecho de que ninguno de los microrestos parece haber sido procesado térmicamente, lo que concuerda con las evidencias de ausencia de fuego en Eurasia previas a los 780.000 años”, añade Ruth Blasco.

Higiene dental

Además de los restos de gramíneas y polen, también se localizaron fragmentos microscópicos de madera que podrían corresponder al uso de palillos para eliminar los restos de alimentos que quedarían atrapados en los espacios interdentales. “De hecho, la mandíbula ATE9-1 presenta un surco de desgaste en uno de sus premolares que podría relacionarse con estos hábitos”, explica José María Bermúdez de Castro.

En la Prehistoria más antigua la higiene dental era algo inexistente, y por suerte para los investigadores, algunos componentes específicos en la dieta permanecen atrapados en las acumulaciones endurecidas de placa bacteriana como auténticas cápsulas del tiempo, “permitiéndonos obtener información sobre la dieta de los individuos afectados”, señala Ruth Blasco.

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