Un equipo multidisciplinario del Hospital Universitario Vall d’Hebron ha liderado los estudios para poner en marcha, por primera vez en el mundo, la combinación de la técnica del ganglio centinela y del sistema OSNA de diagnóstico molecular rápido (One Step Nucleic Acid Amplification, de la empresa Sysmex) aplicada al cáncer de tiroides. Han participado los servicios de Endocrinología, de Anatomía Patológica, Medicina Nuclear, Radiología y la Unidad de Cirugía Endocrina, Metabólica y Bariátrica. También han tenido una participación destacada el Servicio de Anestesiología y el personal de enfermería. Un hecho que ha destacado el jefe del Servicio de Endocrinología, el Dr. Jordi Mesa, que ha explicado que “ha sido necesario crear un equipo formado por diferentes especialidades, ya que este tratamiento exige un gran trabajo de coordinación”. El estudio del ganglio centinela con esta técnica molecular se utiliza en el Servicio de Anatomía Patológica desde hace diversos años en carcinomas de mama y, recientemente, también en carcinomas de cérvix, según comenta el jefe del servicio, el Dr. Santiago Ramon y Cajal.

La técnica del ganglio centinela combinada con el sistema de diagnóstico molecular rápido es, según el Dr. Carles Zafón, adjunto del Servicio de Endocrinología, “un sistema cuantitativo que permite personalizar la intervención y decidir si hay que extraer el ganglio”. El principio de actuación es el mismo que el que se aplica en el cáncer de mama y el melanoma para decidir si hay que extirpar los ganglios linfáticos de la axila (limfadenectomía). Gracias a los estudios realizados, ha quedado demostrado que se puede utilizar para determinar si el cáncer detectado en la glándula tiroides ha afectado a los ganglios del cuello y si hay que extraerlos. Además, se trata de una técnica más precisa que la ecografía para detectar si hay metástasis.

El ganglio centinela en el cáncer de tiroides

Los ganglios linfáticos del cuello son los primeros en recibir el drenaje del tumor situado en la glándula tiroides. En el caso del carcinoma papilar de tiroides, que representa más del 80% de este tipo de cánceres, en un porcentaje muy alto de los casos causa metástasis no detectable en los ganglios linfáticos. A la hora de decidir el tratamiento, la técnica utilizada habitualmente hace una valoración del riesgo, en función de sus dimensiones y agresividad. Por contra, la utilización del ganglio centinela permite “hacer una medicina más personalizada y ser menos agresivos en los casos en los que hace falta serlo”, explica el Dr. Mesa. En este sentido, el Dr. Òscar González, médico adjunto de la Unidad de Cirugía Endocrina del Servicio de Cirugía General y uno de los investigadores implicados, asegura que “la biopsia selectiva del ganglio centinela es la técnica que, actualmente, mejor estadifica la afectación ganglionar del carcinoma papilar de tiroides. Empieza a aportar evidencia científica en un terreno donde sólo había opiniones”.

El trabajo del equipo de Vall d’Hebron ha estudiado 49 pacientes en una prueba piloto para analizar el grado de precisión de esta combinación de técnicas. En estos casos, el día anterior a la intervención, el ecografista localiza el tumor e inyecta un isótopo radioactivo. Una vez en el quirófano, un detector de rayos gamma permite identificar y localizar los ganglios linfáticos a los cuales drena el tumor y que el cirujano puede extraer para su análisis. Después, en sólo 30’, el Servicio de Anatomía Patológica, utilizando el sistema OSNA, que se basa en la amplificación del RNA mensajero de proteínas exclusivas del tumor, confirma el diagnóstico. La Dra. Carmela Iglesias, médica adjunta de este servicio, y que también ha participado en la investigación sobre el ganglio centinela, ha destacado que “la implementación de técnicas moleculares permite obtener en el mismo acto quirúrgico un resultado definitivo, rápido y preciso sobre la presencia de metástasis en el ganglio, con un margen de error en el resultado inferior al obtenido con las técnicas de análisis anatomopatológicas clásicas”. A la vez, la conjunción del ganglio centinela y el sistema OSNA permite “adaptar la actuación quirúrgica a lo que realmente necesita el paciente”.

Todo ello, sin alargar la intervención y de forma más fiable y reduciendo, en los casos en los que no es detecta metástasis, los problemas derivados de la extracción de los ganglios linfáticos, como el hipoparatiroidismo, o de la misma intervención, como la afectación a nervios del cuello que controlan la fonación.

En este sentido, los días 1 y 2 de junio se va celebró en el Hospital el Workshop avançat sobre càncer de tiroides: Gangli sentinella, Neuromonitorització i Ecografia cervical i Laríngia, que ha servido para analizar los detalles de esta técnica y el trabajo multidisciplinario necesario para llevarla a cabo.

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