El contexto social, económico y sanitario consecuencia de la epidemia de la COVID-19 puede tener como resultado un impacto sobre las emociones y la conducta de la población infantojuvenil. La pandemia ha generado una serie de factores estresores que impactan en niños y adolescentes , que pueden tener como consecuencia alteraciones en las emociones y la conducta durante el tiempo de seguimiento del estudio.
El Área de Salud Mental del Hospital Sant Joan de Déu Barcelona pone en marcha un estudio longitudinal bajo el título EmCoVID19 (Emociones y Conducta durante la COVID-19). El objetivo es analizar el impacto que la situación actual genera en niños y adolescentes, de entre 4 y 18 años, mediante encuestas que se llevaran a cabo hasta diciembre de 2020. Este estudio observacional analizará los efectos en los menores durante el confinamiento y la relajación progresiva del mismo, así como el contexto familiar y las vivencias de todo ello en la población infantojuvenil.
Las familias que participen en las encuestas, después de completar los cuestionarios, recibirán unas recomendaciones acordes con sus respuestas para ayudar a su hijo o hija, o menor a cargo, a gestionar mejor el estrés, la ansiedad o las conductas que requieran cierto apoyo.
La primera encuesta tiene una duración aproximada de entre 10 y 15 minutos y se realiza online, igual que el resto de cuestionarios mensuales que se mandarán periódicamente a los participantes. Entre mayo y junio de 2020 se realizará el reclutamiento de participantes. La etapa de seguimiento será entre julio y diciembre de 2020, cuando se espera que los menores hayan podido normalizar sus rutinas, si la situación epidemiológica lo permite.
Para participar en el estudio EmCoVID19 solo hay que acceder a la plataforma de encuestas del Hospital Sant Joan de Déu.
El estudio analizará la presencia o no de problemas emocionales y de la conducta mediante la escala PSC (Pediatric Symptom Checklist), que mide 4 tipos de síntomas: depresión, ansiedad, hiperactividad y conducta. El objetivo de esta herramienta es monitorizar síntomas psicopatológicos a lo largo del tiempo, y que, si bien no proporciona un diagnóstico sí que da una información orientativa muy valiosa.
Respecto a las variables que se estudiarán se encuentran el número y tipo de estresores previos, durante la emergencia de la COVID-19 y con posterioridad a la misma. También se tendrá en cuenta el estilo de afrontamiento de los problemas de cada niño y niña, la edad, el sexo, el nivel socioeconómico de la familia, etc.
El estudio puede contribuir, en un contexto de emergencia sanitaria, a desarrollar una estrategia de detección de los problemas emocionales y de la conducta en una población particularmente vulnerable al estrés, como son los niños y niñas y los adolescentes. Identificar los factores que intervienen en el desarrollo o no de problemas emocionales y de la conducta podría ser de gran utilidad para comprender su influencia sobre ellos.
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