Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Hospital Universitario La Paz (HULP) han analizado variables biopsicosociales a lo largo del embarazo para identificar factores protectores o de riesgo en el desarrollo de complicaciones materno-fetales. Los resultados se publican en el Journal of Personalized Medicine.

El 17% de las mujeres embarazadas tiene alguna complicación obstétrica, lo que puede afectar tanto a la salud materna como a la del recién nacido. Aunque se han identificado factores biológicos asociados a estas complicaciones, aún no están claras todas las causas y la interacción con los factores psicológicos podría ser decisiva.

Ahora, investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y el Hospital Universitario La Paz (HULP) han analizado variables biopsicosociales a lo largo del embarazo para identificar factores protectores o de riesgo en el desarrollo de complicaciones materno-fetales.

El trabajo, publicado en el Journal of Personalized Medicine, se centra en dos hormonas importantes durante la gestación: la melatonina y el cortisol, y su relación con aspectos psicológicos maternos en nuestro contexto social caracterizado por una elevada edad en la maternidad.

Ya existía evidencia de que bajos niveles de melatonina durante el embarazo se relacionan con estados de ansiedad y depresión, quizás debido a la reducción de horas de sueño, ya que esta hormona se sintetiza durante la noche. Por otro lado, el cortisol es una hormona estrechamente relacionada con el estrés y la ansiedad: niveles altos de cortisol materno en embarazos gemelares se ha asociado con menor peso del recién nacido. También hay evidencia científica de que el estrés psicológico materno, especialmente al inicio del embarazo, incrementa el riesgo de trastornos mentales en la descendencia.

“Nuestra hipótesis fue que el contexto psicológico de las madres durante la gestación influye en el embarazo, a través de alteraciones en la melatonina y cortisol materno”, exponen los autores.

Para testar esta hipótesis, los investigadores reclutaron 182 mujeres sanas en la octava semana de embarazo, a las que se les extrajo una muestra de sangre en la semana 9 para determinar sus niveles de melatonina y cortisol.

Las mujeres rellenaron varios cuestionarios para analizar variables psicológicas, validados en población española, y se hizo un seguimiento de su embarazo para analizar si desarrollaban alguna patología gestacional (hipertensión, diabetes, preclamsia o anemia, entre otras) o complicación fetal (retraso del crecimiento intrauterino y/o parto prematuro).

Según los datos recogidos en el artículo, las complicaciones maternas representaron el 46.2% de los embarazos, mientras que las complicaciones fetales fueron el 25.0%. Lo más llamativo fueron los modelos propuestos en el artículo: los análisis realizados mostraron que tanto las complicaciones maternas como las fetales se asociaron con la prematuridad.

Factores psicológicos y contexto social

El estudio demuestra que niveles altos de melatonina y satisfacción vital fueron factores protectores frente al desarrollo de complicaciones maternas. Por otro lado, niveles elevados de cortisol, ansiedad y conflictos entre el ámbito laboral y personal fueron factores de riesgo que favorecieron el desarrollo de complicaciones fetales.

“Observamos —señalan los autores— que los factores psicológicos y los niveles maternos de cortisol y melatonina al inicio del embarazo están fuertemente asociados, pudiendo estas hormonas actuar como mediadores entre la esfera psicológica y las complicaciones gestacionales. Así, encontramos una asociación positiva entre la melatonina, la resiliencia y el afecto positivo, y una asociación negativa con el afecto negativo y las preocupaciones sobre el embarazo”.

Los autores concluyen que altas puntuaciones en satisfacción vital podrían ser una característica que previene las complicaciones maternas, mientras que la ansiedad y el conflicto trabajo-vida personal podrían ser factores de riesgo para el desarrollo de complicaciones fetales.

Estos datos son importantes para promover directrices de salud pública que apoyen los recursos generales de las madres, la satisfacción vital y la conciliación laboral-familiar durante el embarazo. “Es necesario conocer la realidad psicosocial de cada mujer embarazada, así como intervenir desde la atención primaria hasta la psicología clínica especializada para ayudar a humanizar el embarazo. Estas políticas contribuirían a reducir la tasa de complicaciones obstétricos con un impacto directo en el coste sanitario, en particular en las sociedades con una edad de maternidad avanzada como es el caso de la española”, concluyen los autores.


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Referencia bibliográfica:

Ramiro-Cortijo D, de la Calle M, Benítez V, Gila-Díaz A, Moreno-Jiménez B, Arribas SM, Garrosa E. 2021. Maternal psychological and biological factors associated to gestational complications. Journal of Personalized Medicine. DOI: 10.3390/jpm11030183.

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