El Servicio de psicología Aplicada (SEPA) y el Servicio Externo de Ciencias Técnicas Forenses (SECyTeF) de la UMU trabaja desde 2015 en una tesis doctoral que permita implementar un protocolo para que los profesionales logren diferenciar de manera eficiente entre los pacientes que sufren de latigazos cervicales y aquellos que los simulan.
El protocolo se basa en el estudio de múltiples fuentes de investigación sobre la expresión de síntomas en esta lesión y sus inconsistencias. Así el evaluador podrá establecer una serie de factores psicológicos y sociales durante la presencia de la lesión, lo que permite aplicar una amplia gama de herramientas que recogen la variedad de síntomas y factores que componen el latigazo cervical.
Se busca que este protocolo sea breve y de fácil implementación en el procedimiento habitual de evaluación en el contexto médico legal. La investigación se halla en una fase muy avanzada. Sus resultados actuales son de entre un 85% y un 94% de precisión a la hora de distinguir entre pacientes con una lesión real de aquellos que fingen.
Una lesión sin indicadores fisiológicos
El término esguince cervical o whiplash injury hace referencia a una lesión en la zona cervical de la columna producida habitualmente tras un impacto entre dos vehículos. Dicha colisión genera una extensión forzada del cuello y una violenta sacudida de la cabeza de delante hacia atrás o viceversa, unida a movimientos bruscos laterales. Una de las principales características de la patología es que no suele ofrecer indicadores fisiológicos. Por lo tanto, su diagnóstico suele realizarse principalmente a través de los síntomas o molestias que refiere el paciente y no mediante indicios objetivables, como sucede con una fractura de hueso o una rotura muscular.
Al tratarse de una lesión ocasionada por un accidente de tráfico, los implicados pueden reclamar a la aseguradora contraria una indemnización por el daño ocasionado. Dicha indemnización suele oscilar entre los 1.000 y los 6.000 euros, aunque en algunos casos puede ser superior, lo que significa que fingir que se padece esta patología genera un beneficio en los accidentados. Esto ha propiciado un aumento desorbitado de los casos de esguince cervical y se estima que en España aproximadamente un 15% de los accidentes de tráfico desembocan en este tipo de lesión. La importante carga de subjetividad que conlleva su diagnóstico hace que sea una de las patologías más simuladas en el contexto médico-legal.
Según cifras de la Asociación Empresarial del Seguro (UNESPA) difundidas en 2015, de todos los partes de accidentes recibidos ese ejercicio, 306.000 casos eran falsos, con un coste aproximado de 550 millones de euros.
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