Las grandes aves carroñeras están entre los vertebrados más amenazados del planeta. La alimentación suplementaria –dar de comer a las aves en muladares– es una medida para la conservación de las aves carroñeras muy extendida a nivel global, pero tiene un doble filo. Es útil para paliar los efectos de venenos y tóxicos pero también tiene efectos adversos, porque acumula el alimento en unos puntos predecibles y distorsiona el ecosistema en el que estas aves se alimentan, según confirma una revisión internacional liderada por científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), que se publica en la revista Frontiers in Ecology and the Environment.

“Las poblaciones de aves carroñeras han sufrido un grave declive en los últimas décadas, lo que las ha llevado a estar catalogadas entre los vertebrados más amenazados del planeta y ser un paradigma de la actual "crisis de biodiversidad", explica Ainara Cortés-Avizanda, investigadora del CSIC en la Estación Biológica de Doñana, quien ha participado en el estudio.

“Dar de comer de manera abundante en restaurantes para buitres (o muladares) se ha considerado tradicionalmente una medida clave para frenar el desplome de las poblaciones de aves carroñeras”, añade Cortés-Avizanda. En esta revisión los autores ofrecen una visión amplia basada en el conocimiento científico acerca del papel de la alimentación suplementaria: sus pros, sus contras y las controversias surgidas.

“Hemos revisado aquellos programas de conservación o reintroducción en los que la alimentación suplementaria ha resultado una herramienta efectiva para paliar efectos de venenos, tóxicos como el diclofenaco en diferentes áreas del planeta”, indica la investigadora.

“Por otro lado, también hemos puesto de manifiesto que la agregación de muchos individuos de varias especies en unos pocos puntos predecibles puede tener consecuencias negativas a nivel del individuo, población y comunidad”, señala. “El principal inconveniente de la alimentación suplementaria es que agrega todo el alimento de manera superabundante en unas pocos puntos muy predecibles (muladares) lo cual distorsiona el escenario ecológico en que estas aves evolucionaron, es decir, buscando animales que morían en cualquier lugar y momento”, precisa Cortés-Avizanda.
Finalmente, en esta revisión se proponen nuevas líneas de trabajo que aborden la respuesta de las aves carroñeras, y de los servicios ecosistémicos que proporcionan, frente a cambios a largo plazo en las economías y usos del suelo y que examinen el papel que la alimentación suplementaria puede jugar en estos futuros escenarios.

Ainara Cortés-Avizanda, Guillermo Blanco, Travis L DeVault, Anil Markandya, Munir Z Virani, Joseph Brandt, and José A Donázar. Supplementary feeding and endangered avian scavengers: benefits, caveats, and controversies. Frontiers of Ecology and the Environment. Doi: 10.1002/fee.1257

Imagen: Ejemplar de alimoche común (Neophron percnopterus). /Manuel de la Riva

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