Concienciamos sobre el cáncer de mama y los cánceres ginecológicos

Como cada mes de octubre desde que Evelyn Lauder lo popularizara hace más de tres décadas, el lazo rosa vuelve a adornar solapas, balcones y redes sociales en todo el mundo. Tras este símbolo mundial de solidaridad y conciencia sobre el cáncer de mama, encontramos la lucha contra una enfermedad que ya afecta a una de cada ocho mujeres[ 1 ].

Y es que el cáncer de mama es actualmente el tumor más frecuente entre las mujeres en nuestro país[ 2 ]. Según los últimos datos recogidos por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), se calcula que en 2023 se diagnosticarán 35.000 nuevos casos. Este tipo de tumor suele aparecer entre los 35 y los 80 años, aunque la franja de 45 a 65 es la de mayor incidencia, al ser el momento en que se producen los cambios hormonales en los períodos de peri y post menopausia.

La incidencia del cáncer de mama ha experimentado en los últimos años un crecimiento continuo fruto de factores como el aumento poblacional, el incremento de la esperanza de vida y la detección precoz[ 3 ]. Es precisamente éste último el pilar fundamental en la lucha contra la patología. Una detección precoz da la posibilidad de intervenir de forma efectiva, aumentando significativamente las probabilidades de tratamiento exitoso y la supervivencia de la paciente.

Para Amaya Martín, investigadora del grupo de Innovación en Neurooncología del I3PT y responsable de la Unidad de Radiología Mamaria y Ginecológica del Parc Taulí, un avance importante en la tecnología del diagnóstico del cáncer de mama ha sido la aparición de la tomosíntesis.

"Consiste en una mamografía en 3D con la que somos capaces de detectar los cánceres que no vemos en la mamografía convencional y por tanto podemos diagnosticarlos en estadios más precoces. Esta nueva técnica ha disminuido el número de recitaciones y pruebas complementarias, lo que generaba mucha ansiedad en las pacientes.

El programa de cribado del cáncer de mama, vigente en nuestro país desde 1990, también ha demostrado la disminución de la mortalidad en las mujeres que participan en él[ 4 ]. Todas las mujeres que no tienen un alto riesgo están instadas a realizarse una mamografía bianualmente de los 50 a los 69 años. Aunque, por Martín, uno de los principales retos actuales en el diagnóstico sería realizar un cribado más individualizado. "El actual puede funcionar y ser beneficioso en algunas mujeres, pero otras quizás necesitan hacerse un cribado con mayor frecuencia, por ejemplo, anual o cada tres años, o con alguna otra técnica más sensible que la mamografía convencional como la tomosíntesis o la resonancia magnética. También sería importante empezar el cribado a una edad más precoz, a los 40 o 45 años, cuando la incidencia del cáncer de mama ya ha ido aumentando.

Más que una enfermedad: el impacto del cáncer de mama

Pero detrás de cada diagnóstico existe una vida afectada por la enfermedad, una familia que lo padece y una mujer que no sólo lucha contra el cáncer, sino también contra el estigma, la aceptación personal, la angustia o la depresión.

“En el cáncer de mama no sólo se trata a la enfermedad. Intentamos que nuestras pacientes tengan una buena calidad de vida y eso requiere cuidar su salud mental y emocional”, explica Elsa Dalmau, oncóloga y jefa del grupo de Investigación Biomédica en Cáncer en el I3P.

Desafortunadamente, no siempre se puede conseguir. “La falta de recursos de que disponemos hace difícil que se puedan atender a todas las pacientes o sus familiares, sobre todo cuando tienen hijos pequeños, desde un inicio”, subraya Dalmau. En este sentido, según apunta, “es de vital importancia el apoyo y el acompañamiento por parte del área de Psicooncología, presente desde hace años en el Parc Taulí, así como de asociaciones sin ánimo de lucro que trabajan para facilitar recursos humanos y materiales que cubran muchas de las necesidades que requieren estas pacientes y sus familias.

Cánceres ginecológicos: realidades que merecen ser escuchadas

Sin embargo, el cáncer de mama no es el único que sufren exclusivamente las mujeres. Los cánceres ginecológicos como el de cuello uterino, el de ovario, el de útero, el de vagina o el de vulva, a pesar de ser de los más diagnosticados, no suelen contar con el mismo eco que otros tipos de tumores.

Esta carencia de visibilidad puede llevar a diagnósticos tardíos y tratamientos menos efectivos, empeorando así el pronóstico y la probabilidad de supervivencia de la paciente.

Por un sandra medina, investigadora del grupo de Investigación Biomédica en Cáncer en el I3PT y en el servicio de Ginecología y Obstetricia del Parc Taulí, es necesario conseguir un mayor conocimiento. “En el caso del cáncer de cuello uterino, falta concienciar a las mujeres para que se realicen los controles ginecológicos y la citología cervico-vaginal de los 25 a los 65 años cada 3 años. El resto de cánceres ginecológicos no tienen un método de cribado eficaz y, por tanto, las mujeres deberían saber que deben consultar con una especialista si presentan algún síntoma de alarma como un sangrado en la menopausia, dolor abdominal o aparición de lesiones vulvares.

El altavoz del Día Mundial del Cáncer de Mama supone una oportunidad para crear conciencia y unir fuerzas con otros cánceres femeninos que no tienen tanta visibilidad, uniendo luchas y reconociendo la necesidad de un enfoque integral en la salud de la mujer para garantizar una atención de calidad sea cual sea la enfermedad.

"Es fundamental crear conciencia a todas las mujeres de que es muy importante seguir unos hábitos de vida saludables, acudir a realizarse las mamografías de cribado y consultar la aparición de cualquier síntoma sospechoso", concluye Medina.

FUENTES CONSULTADAS