Un 34% de los padres y madres que han vivido la experiencia de tener un hijo o una hija que ha superado un cáncer, afirma sentir malestar emocional persistente aunque la enfermedad haya entrado en remisión, según un estudio liderado por la Dra. Carmina Castellano-Tejedor del Institut de Recerca Vall d’Hebron (VHIR) y la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB).

Este estrés general está influenciado por las estrategias utilizadas en hacer frente a la situación durante el tratamiento, y por esto se han explorado las asociaciones entre las reacciones de los progenitores durante el tratamiento y el malestar emocional relacionado con la recurrencia del cáncer en periodo de supervivencia.

Para el estudio, se han evaluado 41 progenitores (escogidos según su implicación en la experiencia oncológica) de pacientes del Departamento de Oncología Pediátrica y Hematología del Hospital Universitari del Vall d’Hebron, y se han evaluado sus reacciones a lo largo de la experiencia de los cánceres sufridos por sus hijos.

El perfil del estudio

Los participantes, de entre 23 y 62 años y mayoritariamente mujeres, son los familiares de menores diagnosticados de cáncer a una edad media de 6 años.

A estos familiares, se les preguntó acerca de sus sensaciones en dos momentos clave desde el diagnóstico: 1) durante el período del tratamiento, valorando el soporte social percibido, el optimismo, el malestar emocional y cómo hicieron frente a la peor situación durante el ingreso y tratamiento activo; y 2) en el período actual de remisión oncológica -con los pacientes fuera del tratamiento- considerando el estrés general, el malestar emocional, y las consecuencias positivas y negativas derivadas de todo lo vivido.

Tal y como explica el estudio de la Dra. Carmina Castellano-Tejedor, el 22% de los padres han informado consecuencias positivas y casi el 60% consideran tanto consecuencias positivas como negativas después del tratamiento y todo el proceso experimentado.

Así, el hacer frente a una experiencia como la de tener a un hijo diagnosticado de cáncer en etapa pediátrica, además de suponer una concienciación de la amenaza vital, puede ser catalizador de crecimiento y cambios positivos en la etapa posterior de supervivencia. Siguiendo este aspecto, los profesionales de la salud en el campo del cáncer pediátrico tienen un papel clave en el apoyo de los padres, ayudándolos a poder gestionar más eficazmente la incertidumbre que conlleva este tipo de procesos.

Mejorar la asistencia psicosocial

El cáncer no sólo afecta a los pacientes con la enfermedad sino a sus cuidadores y familias. Así, cuanto más apoyo emocional reciban a lo largo del período de tratamiento activo, menos malestar emocional presentarán en el período de supervivencia oncológica.

Por eso es necesario el desarrollar intervenciones de tipo psicosocial en momentos clave durante el proceso (como lo son el momento del diagnóstico o del inicio del tratamiento) para, de este modo, asegurar que se favorece el ajuste de los padres durante el período activo de tratamiento, y se reduce su malestar emocional en un periodo posterior de supervivencia.

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