Un estudio realizado por la Universidad de Cádiz y llevado a cabo en una muestra de más de 2.000 personas en la que el 17% padecía dolor crónico, ha constatado que más del 50% de ellas sufría algún tipo de limitación en las actividades que realizaban diariamente como agacharse, arrodillarse, subir o bajar escaleras, levantar peso o realizar actividad física.

Investigadores del grupo Epidemiología Clínica y Social del Dolor Crónico de la Universidad de Cádiz, liderados por la profesora Inmaculada Failde, catedrática de Medicina Preventiva y Salud Pública, e integrantes del Observatorio del Dolor, han publicado recientemente un artículo en la revista internacional Pain Practice, centrado en identificar en las personas que padecen dolor crónico, aquellas con mayores limitaciones debidas al dolor, así como las características que los hacen más vulnerables.

Este estudio, llevado a cabo en una muestra de más de 2.000 personas, en la que el 17% padecía dolor crónico, ha constatado que más del 50% de ellas sufría algún tipo de limitación en las actividades que realizaban diariamente como agacharse, arrodillarse, subir o bajar escaleras, levantar peso o realizar actividad física. Asimismo, se identificaron tres grupos según el grado de limitaciones que el dolor ocasionaba, siendo, como era de esperar, aquellos sujetos de más edad, con dolor de evolución más larga o de más intensidad los que referían limitaciones de mayor grado. No obstante, además de las características propias del dolor, este estudio mostró que los encuestados que referían con mayor frecuencia sentimientos de tristeza y ansiedad a causa del dolor y un mayor impacto negativo de este proceso sobre el entorno laboral (bajas o pérdida del trabajo), familiar y social eran los que referían mayores limitaciones.

A la vista de estos resultados, los investigadores de la UCA recalcan la necesidad de que para desarrollar estrategias dirigidas a la prevención de la discapacidad y a la mejora de la calidad de vida de los pacientes que sufren dolor, “no solo se deberían tener en cuenta los factores propios de la enfermedad, sino también valorar otras circunstancias como son el entorno laboral y familiar del paciente con dolor crónico”. Este estudio ha sido firmado por los investigadores María Dueñas, Alejandro Salazar, Helena de Sola e Inmaculada Failde.

La publicación de este trabajo refuerza la necesidad de recordar que hoy 17 de octubre se celebra el Día Mundial Contra el Dolor, una iniciativa que parte de la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP), la Federación Europea del Dolor (EFIC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que tiene como objetivo sensibilizar a instituciones públicas y privadas sobre la necesidad de poner en marcha los recursos necesarios para apoyar la investigación, el diagnóstico y el tratamiento del dolor a nivel universal.

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