Francis Mojica, microbiólogo de la Universidad de Alicante, suena con fuerza para el premio Nobel. En la década de los 90, descubrió un mecanismo de defensa de las bacterias frente a los virus. Basadas en ese hallazgo, Emmanuelle Charpentier y Jennifer Doudna –ganadoras del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2015- publicaron en Science en 2012 que la enzima Cas 9 de una bacteria podía realizar cortes muy precisos en la doble cadena del ADN. Desde entonces se sabe que las llamadas técnicas CRISPR permiten modificar el genoma de cualquier célula usando proteínas como Cas9 para cortar y pegar, igual que se hace al editar un texto, y esto es una auténtica revolución científica.

El reconocido investigador ilicitano ha pronunciado hoy la conferencia de clausura del IV Encuentro Internacional de Rectores Universia, que se celebra en Salamanca con motivo del VIII Centenario de su universidad y ha concedido una entrevista a DiCYT.

-¿La técnica CRISPR será tan revolucionaria como se dice?
-Puede ser mucho más revolucionaria de lo que ya está siendo. Siempre hay que tener los pies en el suelo, pero la realidad es que está permitiendo conocer como nunca antes cuáles son las causas de enfermedades, las razones de verdad, los motivos genéticos, las mutaciones responsables de cada una de las distintas enfermedades genéticas que sufrimos los humanos. Los defectos genéticos que pueden desencadenar enfermedades, por ejemplo, se están estudiando con muchísima más facilidad que hace solo tres años. Se espera que se pueda utilizar esta técnica, como de hecho se está utilizando en animales de experimentación, para rectificar estos defectos genéticos y curar enfermedades ya en adultos o en embriones antes de que nazcan.

-¿Disponer de esta nueva técnica plantea también nuevos dilemas éticos?
-Sí, aunque sorprende porque la edición de genomas no se inventó en 2012, sino muchísimo antes. Probablemente en 2003 ya se empezó a poder modificar con cierta eficacia el genoma de seres vivos, pero eran técnicas poco precisas, muy difíciles de utilizar, y no siempre funcionaban como uno esperaba. Con CRISPR lo que ha ocurrido es que casi cualquier laboratorio que tenga unas nociones básicas de biología molecular puede emplear la técnica para modificar el material genético de cualquier ser vivo y además con un precio casi simbólico, con mucha eficacia y muchísimo más rápido que cualquier otra técnica. Esto ha hecho que cambie el panorama de forma radical. La cuestión que plantea CRISPR de la modificación de seres vivos al antojo del manipulador ya existía, ahora lo que ocurre es que lo puede hacer muchísima más gente, sigue siendo el mismo problema ampliado. A Japón te puedes ir en bicicleta, pero te pueden ocurrir muchas cosas que hacen ese viaje casi impracticable. Con CRISPR, en lugar de una bicicleta tienes un avión, así que va más gente a Japón con aviones que cuando sólo se podía ir en bicicleta.

-Cuando hace años descubrió ese mecanismo de las bacterias para defenderse de los virus, ¿se imaginó que ese hallazgo llegaría tan lejos?
-No. Creo que ni siquiera quienes propusieron en 2012 que esta técnica se podía utilizar para editar genomas podían imaginar que iba a llegar donde ha llegado. Si uno descubre un sistema de defensa de bacterias frente a virus, de ahí a utilizarlo para todo lo que se está utilizando hay un abismo, era imposible predecirlo.

-Siempre hablamos de enfermedades, pero con CRISPR se puede editar el genoma de cualquier ser vivo. Esto abre nuevas posibilidades en la investigación de plantas y cultivos. ¿Qué nos podemos esperar? ¿Superaremos el debate de los transgénicos?
-Sí, los primeros pasos ya se han dado en Estados Unidos. Hace ya algún tiempo la FDA autorizó la producción, la comercialización y el consumo de champiñones modificados con CRISPR y hace tan solo unas semanas esta agencia americana ha tomado la decisión de no regular los cultivos editados genéticamente con CRISPR al nivel que se están regulando las plantas modificadas con técnicas anteriores. Desde luego, no son transgénicos y la modificación es tan precisa y sutil, aunque todavía tiene que mejorar, que no se puede considerar como una modificación dramática de la información genética de estos seres vivos. Se están haciendo pequeños cambios que ocurren en la naturaleza pero se necesitan décadas para conseguir aislar y detectar una planta que ya ha adquirido una mutación deseada. Con CRISPR logras en semanas exactamente lo mismo. Es decir, no estamos haciendo nada que no haga la naturaleza, pero lo hacemos más rápido.

-¿Esa rapidez también la notaremos en la investigación biomédica para combatir enfermedades?
-Esperamos que sí. Muchos laboratorios han conseguido retirar el tapón que tenían en cuanto a la posibilidad de identificar las causas de enfermedades, con CRISPR se está consiguiendo identificar cientos de genes responsables de alteraciones como el cáncer. Eso hace que se puedan abordar estas enfermedades de una forma distinta. Luego, cabe la posibilidad de que se puedan curar esas enfermedades directamente con CRISPR, ya se están rectificando errores en animales y en seres humanos se está intentando. Hay varios ensayos clínicos en marcha, sobre todo para luchar contra distintos tipos de cáncer.

-A pesar de la rapidez con la que permite avanzar, en ciencia no conviene dar plazos.
-No, mejor que no. Más vale hacerlo bien que rápido. En este caso, se está haciendo muy rápido y pensamos que bien.

-¿Qué les dice a las autoridades en un encuentro como éste? ¿En qué debe mejorar nuestro sistema de investigación?
-Les he dicho de forma muy sutil, con el ejemplo de CRISPR, que merece muchísimo la pena invertir en investigación, no solamente en investigación aplicada, cosa que tenemos muy clara, sino también en investigación básica, que es la que abre el camino para muchas aplicaciones muy diversas y de forma imprevisible.

-¿Los políticos entienden la dimensión científica que tiene CRISPR?
-Creo que sí, lo entiende hasta mi carnicero. Todo el mundo entiende la repercusión que tiene CRISPR, no vamos a menospreciar a un político. Son muy conscientes de la enorme repercusión que han tenido los trabajos que iniciamos hace muchos años en la Universidad de Alicante. Otra cosa es que eso les haga dar el gran paso que tienen que dar de incluir dentro de las prioridades la financiación de la investigación.

-¿Y qué les dice a los jóvenes?
-Que si tienen claro que la investigación es lo suyo, que tiren adelante, el camino no es fácil, pero nunca es fácil en ninguna profesión. En ciencia, el panorama es bastante complicado en algunos países, incluida España, pero esperemos que mejore.

-Se asocia mucho su nombre al premio Nobel. ¿Qué posibilidades reales cree que tiene?
-Al de Medicina cada año hay varios cientos de nominaciones. Si premian CRISPR, que espero que sí lo hagan algún año, en este campo hemos participado muchos investigadores con distintas contribuciones. Si se reconoce por Medicina, va a ser por las aplicaciones de una técnica muy concreta para resolver cuestiones médicas. Mi contribución es muy lejana, está en los orígenes del descubrimiento de esta técnica, en el descubrimiento de un sistema de inmunidad en bacterias. Es bastante poco probable, desde mi punto de vista, que si se reconoce un trabajo con una repercusión médica, sean capaces de mirar tan atrás, aunque no sería la primera vez que se hace, pero no me planteo que haya posibilidades. Sé que hay firmes candidatos dentro del campo de CRISPR a recibir este reconocimiento y creo que si se lo dieran a 12, estaría ahí.

-¿Quizá es más probable que llegue en la categoría de Química?
-Podría ser, pero en sí mismo el descubrimiento de la inmunidad de las bacterias no ha tenido una repercusión científica y en absoluto social como sí la ha tenido la otra contribución. Por lo tanto, veo bastante más probable que lo den por Medicina y no lo van a dar por las dos.

Clausura del IV Encuentro Internacional de Rectores Universia

Ana Botín, presidenta de Universia y de Banco Santander, clausuró hoy en Salamanca el IV Encuentro Internacional de Rectores Universia en un acto que contó con la presencia del presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, y la Secretaria General Iberoamericana, Rebeca Grynspan.

El encuentro, cuya celebración coincide con el VIII Centenario de la Universidad de Salamanca, ha reunido durante dos días a 600 rectores de 26 países que representan a 10 millones de estudiantes de universidades de todo el mundo, en un debate que, bajo el lema “Universidad, Sociedad y Futuro”, ha profundizado en los retos que afronta la Universidad. Las conclusiones se recogen en la ‘Declaración de Salamanca’.

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