Más allá de su finalidad -avanzar en el conocimiento de los procesos de división celular que preceden a la formación de una vida humana-, el trabajo de los profesionales de Eugin y del CRG llama la atención por la técnica utilizada. Los investigadores utilizaron muestras de espermatozoides a los que les cortaron la cabeza antes de inyectarlos en ovocitos y estudiar la función de las citadas proteínas.

La decisión de utilizar esta técnica responde al actual marco legal español, y es que la Ley 14/2006 de Reproducción humana asistida impide fecundar óvulos para fines de investigación. Así lo explica la doctora Montserrat Barragan, responsable del laboratorio de Eugin en el PCB y coautora de este estudio, liderado por Farners Amargant, investigadora del CRG y Eugin. “Sabemos que hay algún estudio de hace diez años que utilizó solo las colas de los espermatozoides, pero es cierto que es una técnica rara”, afirma-.

Un 30% de los óvulos fecundados en procesos de reproducción asistida detienen su desarrollo en las primeras etapas de la división celular. Esto lleva a pensar que los defectos funcionales de la célula espermática podrían ser los responsables de estos fracasos. “Nuestros resultados sugieren que una de las funciones clave y exclusivas del esperma en la fertilización es proveer los centriolos que son fundamentales para la formación del centrosoma en el cigoto. El centrosoma es un orgánulo esencial para la división celular y, en consecuencia, para el desarrollo embrionario” explica Isabelle Vernos, profesora de investigación ICREA en el CRG y co-líder de este estudio. “Identificar estas proteínas clave para la formación del centrosoma nos ayuda a comprender cómo se organiza el cigoto en los primeros estadios de su desarrollo”, concluye la investigadora.

Dichas proteínas sólo se hallan en el cuerpo intermedio de un espermatozoide, entre el cuello y la cola. De ahí que no fuera imprescindible conservar su cabeza para esta investigación. Tras un estudio proteómico de varias muestras de esperma realizado en la Unidad de Proteómica del CRG y la UPF, los investigadores lograron identificar 288 proteínas implicadas en la formación del centrosoma funcional. “Nuestro estudio contribuye a avanzar en el conocimiento de los procesos de división celular y, concretamente, en el conocimiento de las funciones y estructura de los espermatozoides. Pero hay que seguir investigando”, señala la doctora Montserrat Barragan.

Este trabajo es fruto de la estrecha colaboración entre el grupo Eugin y el CRG. Una colaboración que se inició hace cuatro años a raíz de una iniciativa interna del CRG, para promover la investigación pluridisciplinar más orientada a una aplicación clínica, y que se afianzó el pasado mes de marzo con la firma de un acuerdo marco de colaboración en investigación molecular aplicada a la reproducción asistida. Con esta alianza, el potencial investigador del CRG se une con la dilatada experiencia en reproducción asistida y el trato de sus pacientes del grupo Eugin para fomentar la interdisciplinariedad y contribuir a que la sociedad se beneficie del conocimiento científico.

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