El Grupo de Investigación de Riesgo Cardiometabólico de INCLIVA, y el Servicio de Endocrinología y Nutrición, liderados por el catedrático de Medicina de la Universitat de Valencia, Juan Ascaso, han demostrado que la ingesta de los ácidos grasos insaturados inducen cambios beneficiosos postprandiales, durante y tras la digestión.

El trabajo ha sido publicado recientemente en la prestigiosa revista internacional “Plos One”.

La obesidad es uno de los principales problemas de salud en los países desarrollados. En España la Sociedad Española de Endocrinología calcula que 39,3% de la población entre 25 y 64 años padece sobrepeso y un 21,6% es obesa.

La obesidad se asocia con el desarrollo de alteraciones metabólicas y con un incremento de los niveles de estrés oxidativo, tanto en ayunas como tras la ingesta. En las últimas décadas los hábitos alimentarios han cambiado, de forma que la mayor parte del tiempo permanecemos en estado postprandial.

El estado postprandial constituye el estado metabólico habitual en el que se encuentra el ser humano a lo largo del día, al producirse una superposición de los productos absorbidos en las distintas comidas diarias. Este estado de absorción se manifiesta de dos a cuatro horas después de la ingesta de alimentos, durante este período hay diferentes aumentos en la concentración de la glucosa en la sangre, aminoácidos y triglicéridos.

La investigación realizada tenía como objetivo evaluar el efecto de una sobrecarga oral grasa rica en ácidos grasos insaturados sobre diferentes parámetros metabólicos como la glucosa, la insulina y los lípidos y el estrés oxidativo tanto en sujetos sanos como en pacientes con obesidad abdominal.

El Dr. Sergio Martínez-Hervás, adjunto en el Servicio de Endocrinología del Hospital Clínico, explica que el estudio se realizó con la participación de 40 voluntarios: 20 sujetos control y 20 pacientes con obesidad abdominal. Tras ayuno de 12 horas se realizó ingesta de un preparado comercial rico en ácidos grasos insaturados (50 g/m2 de superficie corporal). “Al analizar su “sangre” observamos un incremento significativo de los triglicéridos plasmáticos, alcanzando un pico máximo a las 4 horas, y una posterior reducción de los mismos. Sin embargo, tanto en los sujetos sanos como en los pacientes, y contrariamente a lo que inicialmente esperábamos, se produce una reducción progresiva de los niveles plasmáticos de glucosa e insulina, con una reducción del estado de resistencia a la insulina, y de los niveles de estrés oxidativo”.

A juicio del Dr. Martínez-Hervás la principal conclusión del trabajo es que los ácidos grasos insaturados inducen cambios beneficiosos a nivel metabólico, tras la ingesta, que podrían hacer cambiar las recomendaciones dietéticas actuales a los sujetos con obesidad y/o diabetes dado que se les recomienda una ingesta pobre en grasa. “No se trata de abusar ahora de las grasas insaturadas ya que su aporte calórico sigue siendo importante, pero podemos ser más flexibles en cuanto a su consumo”.

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