El tracto intestinal humano es un complejo ecosistema, que se encuentra en continuo contacto con el medio externo a través de la dieta, y constituye el hábitat de un gran número de bacterias, incluyendo diversos microorganismos necesarios para el mantenimiento de la homeostasis intestinal.

Esta microbiota intestinal promueve efectos beneficiosos para la salud, ya que establece una relación de simbiosis con el individuo. Así, en el lumen intestinal (interior del tracto gastrointestinal), las bacterias se benefician de un constante flujo de nutrientes, de una temperatura estable y de un nicho donde desarrollarse. De igual manera, el hospedador se beneficia de las bacterias por su capacidad para obtener energía de los nutrientes no absorbidos en la dieta, como son las fibras, pero también por su habilidad para inhibir el crecimiento de microorganismos potencialmente patógenos y de otras muchas funciones. De hecho, hay estudios en animales libres de gérmenes que revelan que la ausencia total de microbiota intestinal provoca deficiencias en la estructura y función intestinal.

¿Qué son los probióticos?

Son microorganismos que, utilizados como un suplemento de la dieta, resultan beneficiosos para el organismo. Destacamos entre ellos las bacterias lácticas y las bifidobacterias, pero también se usan bacterias de otros géneros. Entre sus funciones se encuentran:

  1. a) Competición con bacterias patógenas: Puede ser consecuencia de la competición por los nutrientes disponibles. También se incluyen otros mecanismos como: la alteración del pH en el lumen intestinal, favoreciendo un pH ácido que limite el crecimiento de otros microorganismos, o la producción de toxinas1.
  2. b) Mejora de la función de la barrera intestinal: El tracto intestinal está formado por una capa de tejido epitelial cubierta por otra capa de mucosa, formando una barrera física que previene la entrada de microorganismos patógenos. Estudios han descrito que los probióticos promueven la proliferación de estas células epiteliales, mejorando la protección del tejido intestinal2.
  3. c) Producción de nutrientes importantes para la función intestinal: Gran parte de las fibras que ingerimos en la dieta no son digeribles por el ser humano. Por el contrario, las bacterias de la flora intestinal pueden fermentarlas y convertidas mayoritariamente en ácidos grasos de cadena corta (Short Chain Fatty Acids, en inglés)3. Estas moléculas son la principal fuente de energía de las células del intestino, regulando su desarrollo y diferenciación4.
  4. d) Inmunomodulación: Los probióticos actúan tanto sobre la inmunidad intestinal innata como la adaptativa. Los microorganismos que contienen pueden estimular la producción de ciertos componentes del sistema inmune, como la secreción de citoquinas. Además, ciertos probióticos pueden inducir la diferenciación de linfocitos B maduros y la producción de anticuerpos, como la IgA. A pesar del gran número de estudios, en la actualidad no se conoce con exactitud cómo interaccionan los probióticos con las células linfoides del intestino para conseguir la activación del sistema inmunitario intestinal5.

¿Qué son los prebióticos?

Las sustancias prebióticas son componentes no digeribles, generalmente azúcares, que afectan beneficiosamente al individuo favoreciendo el crecimiento o la actividad de ciertos microorganismos que forman parte de la microbiota intestinal. Entre los beneficios de los prebióticos, se encuentran el incremento de la proliferación de bacterias beneficiosas intestinales, mejorar la retención y absorción de minerales o disminuir la proliferación de patógenos y sus tóxicos, entre otros.

Un prebiótico conocido es la inulina6, un azúcar que no es digerido por las enzimas y llega intacta al intestino delgado, fermentando ahí y produciendo los ácidos grasos de cadena corta que se explicaron más arriba, con todos los beneficios que comportan.

Bibliografía

  1. Kamada N., Chen, G.Y, Inohara N., Núñez G. Control of Pathogens and Pathobionts by the Gut Microbiota. Nature immunology. 2013, 14(7):685-690.
  2. Ichikawa, Hirofumi, et al. “Probiotic bacteria stimulate gut epithelial cell proliferation in rat.” Digestive diseases and sciences. 1999, 44 (10): 2119-2123.
  3. Den Besten G., van Eunen K., Groen A.K., Venema K., Reijngoud, D.J., Bakker B.M. The role os short-chain fatty acids in the interplay between diet, gut microbiota, and host energy metabolism. Journal of Lipid Research. 2013, 54: 2325-2340.
  4. Mensah, P. ¿Cómo restaurar la tolerancia a nivel intestinal? Revista Nuevo Contact de la Asociación Española de Micro-Inmunoterapia. 2017, 25:4-5.
  5. Erickson K.L, Hubbard N.E. Probiotic Immunomodulation in Health and Disease. Journal of Nutrition. 2000, 130(2): 4035-4095.
  6. Wilson, Bridgette, and Kevin Whelan. “Prebiotic inulin-type fructans and galacto-oligosaccharides: definition, specificity, function, and application in gastrointestinal disorders.” Journal of gastroenterology and hepatology. 2017 32 S1: 64-68.
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